AKIRA

Estaba ayer tumbado en el sofá, cuando mis ojos se desviaron de la pantalla del televisor y se posaron en el rincón de la librería en el que tengo mis números de AKIRA. Poca broma amiguitos. Se trata de la edición en color de 1990 de la editorial Glenat que aquí se editaron mensualmente. Y eso que el total es de 30 números. Eso son más de tres años, piltrafillas, tres años esperando mes a mes lo que les pasaría a Caneda, Tetsuo y el jodido Akira.
Sí señores, yo fui un puto friki, ¿y qué?, peor hubiese sido caer en las garras de una secta destructiva.
Y, ahora que lo pienso, también me pasé gran parte de los 80 comprándome cada mes la revista norteamericana Hit Parader. Aquí ya conocíamos a Kerrang o Metal Hammer, pero era en HP en donde aparecían las bandas de moda en los States. Es decir, que yo era un gordo miope que devoraba comics y revistas de rock de importación. Lo dicho, un marginado, un outsider, un puto friki.

Ahora estoy casado, he dejado de fumar, tengo una hipoteca a 30 años y un coche que pagar. Me relaciono con los padres de los compañeros de colegio de mi hija y tengo más canas que nunca y mala circulación en las piernas. Deprimente ¿eh?. Total, que he llegado a dos conclusiones. La primera es que era mucho más divertido ser un friki solitario. La segunda es que la próxima vez que se me vayan los ojos hacia la librería, los cerraré. Menudo bajón me he pillado por culpa de AKIRA.