miércoles, 23 de julio de 2008

PeTA


En Tailandia parece ser que –de cara a mantener la industria del espectáculo tradicional y el turismo- se trata a los elefantes de una manera poco edificante. Según las quejas de algunas organizaciones como Peta (People for etical treatment of animals), las crías de este animal son separadas de sus madres y confinadas en centros de educación en los que, a base de torturas –azotes y latigazos- son adiestradas en la ejecución de ciertos números acrobáticos. Los elefantes, que pasan gran parte del día encadenados, crecen pues atormentados por el miedo y los malos tratos hasta que son capaces de hacer lo que se espera de ellos, o sea, divertir al público con sus actuaciones.
Explicado así, la verdad es que da pena. No es la primera vez, de hecho, que esta organización se preocupa por los animales y pretende torpedear las conciencias de la gente. Que yo recuerde, han abogado por la vida de los visones, los conejos y los pollos, entre otras criaturitas del reino animal. Y siempre con campañas publicitarias en las que modelos con poca ropa intentan llamar la atención de la sociedad desde vallas, revistas o spots de televisión. Y a mi se me ocurren varias cosas.
Por un lado –visto el tipo de campaña-, ¿se supone que los hombres heterosexuales de 25 a 55 años son los culpables de las desgracias de los animales?, porque no creo que a una señora de 48 años que viva en Burdeos, pongamos por caso, le llamen mucho la atención las penurias de los elefantes asiáticos. Si yo le he dedicado atención ha sido por la modelo del spot. Por otro lado, antes de los derechos del visón o los conejos, ya que queremos llamar la atención, ¿no sería mejor concienciar a la gente sobre los maltratos a la población infantil de ciertos países de Asia y Africa? No sé si estaréis de acuerdo conmigo, piltrafillas, pero yo ya me he discutido muchas veces por este tema. Está mal hacer sufrir a un pollo o a una mula, pero mientras sufran seres humanos no seré yo el que defienda destinar ni un solo euro a la defensa del mono de laboratorio. Y estoy seguro de que en Tailandia hay problemas relacionados con la infancia o la explotación sexual que son mucho más importantes que los elefantes, ¿o no?

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