jueves, 24 de julio de 2008

Sesión doble


Dedicaré ahora este espacio a una humilde crítica cinematográfica con mis impresiones sobre dos cintas que he visto recientemente. La primera es Mr. Brooks. Amiguitos, no me extenderé en comentarios. ¿Os cae mal alguien?, recomendadle encarecidamente esta película. Decidle que es buenísima y que la actuación de Kevin Costner es de Oscar. Ya veréis lo bien que os sentiréis cuando esa persona haya visto la película y –lo admita o no- sepáis que la sensación de haber perdido el tiempo le embarga. Sí piltrafillas, ¡vaya tostón!. La idea –en mi modesta opinión- era buena, pero la dirección es demencial. No sé si echar la culpa a Costner o a Moore o directamente atacar al responsable del desaguisado, un tal Bruce A. Evans que ha facturado una tediosa historia que se hace lenta, lenta, leeeennnnta hasta exasperar. No hay tensión, no hay suspense –he leído en alguna crítica que se trata de un elegante film noir... hay que ser memo para decir eso- y no hay acción. La única escena con algo de acción –el tiroteo en el pasillo del bloque de apartamentos- y está rodada con el culo. En fin. Huid de esta película como de la peste amiguitos.
La segunda, en cambio, os la recomiendo con todas mis fuerzas. Se titula American Gangster y es larga –eso sí-, pero no se hace pesada. Con la práctica ausencia de acción y violencia –algo extraño tratándose de una historia de gangsters- se nos explica la historia real de Frank Lucas el chofer negro de un hampón de Harlem que acabó construyendo un imperio cimentado en la venta de la heroína que –con la connivencia del ejército norteamericano- conseguía directamente de las plantaciones de opio del Viet-cong. La historia avanza lenta pero sólidamente mostrándonos la evolución, tanto de ese criminal sin escrúpulos como del policía incorruptible que comanda el grupo de hombres que le da caza. Lo dicho amiguitos, una cinta para pasar un buen –y largo- rato disfrutando de la actuación de un Denzel Washington en su línea y –en especial, en mi opinión- de un Russell Crowe inspiradísimo.

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