Así es amiguitos y amiguitas, las drogas no funcionan y –además- os pueden destruir. Hombre, no diría yo que una cervecita, un vaso de buen vino o incluso algún porrito de tanto en tanto –¡ojo!, si sois mayores de edad- vaya a jod... a fastidiaros la vida. Pero, al parecer, esta chiquilla ha cometido algunos excesos. Para todos vosotros, y para generaciones venideras que lean un buen día esta web y no sepan quien narices era esta mujer.. leidis an yentelmen, ¡Britney Spears!
La pava debutó a los 11 años en el televisivo New Mickey Mouse Show, a principios de los 90. En 1999 se convierte en un ídolo juvenil lanzando su álbum Baby one more time –todos recordamos su morboso disfraz de colegiala pretendidamente virginal en el clip del single homónimo-, y se afianza en el mercado con el segundo, Oops! I did it again, que vendió más de un millón de copias en una sola semana. Tres hurras por el márqueting.
Tras unos años de ausencia, en el 2003 regresa a los escenarios una Britney que ya ha dejado atrás su imagen de virgen de América y explota una actitud claramente sexual. Eso le hace perder un número indeterminado de pusilánimes seguidores, aunque –evidentemente- le hace ganar algunos nuevos fans. A partir de entonces, Britney se convierte en una más de las artistas millonarias que convierte en oro lo que toca, firmando un contrato publicitario con Pepsi -¿recordáis aquel spot con Beyoncé y Enrique Iglesias? y lanzando una fragancia en colaboración con la firma de cosmética Elizabeth Arden.
Pero la debacle no tarda en producirse. Abreviando os contaré que BS se casa, tiene dos hijos y se divorcia, mientras asiste a numerosas fiestas con amigas tan impresentables como la rica y ahora ex-presidiaria Paris Hilton, mostrándonos –en fotografías que se pueden encontrar en internet- lo mucho que le gusta beber en exceso y olvidarse en casa la ropa interior. La Spears –que tuvo que acabar internándose en un centro de rehabilitación- llegó a raparse totalmente en una demostración de inenarrable alienación. Ahora, al parecer rehabilitada en parte, ha vuelto a la palestra –y a YouTube- gracias a su patética aparición en los MTV Awards, vestida como una stripper barata, presentando en playback su nuevo single, incapaz de llevar el paso de la coreografía y mostrando un estado físico lamentable. Lo último –el postrer escollo por el momento en la vida de esta pobre niña rica de la canción- ha sido la que parece inevitable pérdida de la custodia de sus hijos por culpa del testimonio de un guardaespaldas que ha declarado que la artista consumió drogas delante de ellos. ¿Cómo acabará todo esto? ¿nos importa en realidad piltrafillas?
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