viernes, 25 de julio de 2008

Trilogía de la venganza de Park Chan-Wook


Amiguitos, a lo largo de una semana me tragué las tres películas que el director coreano Park Chan-wook realizó englobándolas en una personal trilogía de la venganza. La previsión era asistir a una especie de miniciclo de calidad en el que esperaba disfrutar de buen cine asiático. Este es el retrato de mi aventura.



Sympathy for Mr. Vengeance 
Cuando comienza la película y veo que no existe música de fondo, que el único ruido que se oye es el de la maquinaria de una factoría y no se escucha una sola palabra hasta el minuto 12 y pico de la cinta, me doy cuenta de que hay que ser muy optimista para pensar que lo que voy a ver me va a entretener de lo lindo. Pero, porque no tengo en este momento nada mejor que hacer o porque ya había decidido dedicarme a ello, sigo con la obra del señor Park. Total, que me entero poco a poco de qué va la historia. Un sordomudo que vive con su hermana es despedido del trabajo. La joven necesita un trasplante, pero como no aparecen donantes, le da todos sus ahorros –y uno de sus propios riñones- a una cirujana heroinómana para que le consiga un órgano que sea compatible con el de su hermana. Después de la intervención, el tipo despierta desnudo, sin dinero y con una fea cicatriz en la espalda. Pasados unos días, el médico de su hermana le anuncia que ha aparecido un donante idóneo y que podrán operarla gracias al dinero que tiene ahorrado. Pero el dinero ha volado. ¿Qué se puede hacer entonces? Nada inteligente piltrafillas, os lo podéis figurar.
No os desvelaré lo que sigue para daros la oportunidad –uno de esos días de lluvia y hastío, sin ganas para nada más que para vegetar- de ver la película. Al final de la cinta –piltrafillas míos- no sabía cual de los personajes me resultaba más simpático o con cual de ellos me identificaba, quizás era el objetivo de toda la historia.


Old Boy
Afronto la visión de esta película con más ganas que la anterior ya que viene precedida de diversos galardones y críticas favorables. Además, promete más acción de la que pude ver en la primera parte de la trilogía, por lo que pulso el play con cierta inquietud cargada de optimismo. Comienza la cinta mostrándonos la deplorable actitud de un hombre, borracho como una cuba, que ha sido detenido por alteración del orden. Cuando logra abandonar la comisaría gracias a un amigo suyo y después de hablar con su hija desde una cabina, desaparece misteriosamente. Lo siguiente que sabemos es que alguien le tiene retenido en una especie de habitación de hotel de mala muerte desde hace dos meses y que, en total, permanecerá allí –sin saber la razón- por espacio de... ¡15 años!. Yo estaría enfadado o peor aún, desquiciado, ¿y vosotros?
A partir de ahí se entreteje una historia inteligente y muy bien explicada. Amiguitos, Old Boy es la búsqueda de una respuesta y –como queda claro al final-, lo importante cuando la buscamos es haber hecho la pregunta correcta. Definitivamente, una buenísima película. He leído en algún sitio que al parecer Hollywood pretende hacer una versión con -¡por Dios, no!- Nicolas Cage. En fin, en estos casos soy siempre partidario de ver el original. Al final, lo mismo que me ocurrió con la primera de la trilogía: sentía casi la misma lástima por el vengador que por la víctima de su venganza.


Sympathy for Lady Vengeance
Y ya está, voy a ver por fin la tercera obra de la trilogía. La primera media hora de la película es algo surrealista, alternando imágenes del encuentro de la protagonista recién salida de prisión con algunas de sus antiguas compañeras de celda con escenas –algunas cargadas de un humor algo especial, algo que se repetirá a lo largo del metraje- de su vida junto a ellas en la cárcel, cuando era considerada por las reclusas poco menos que un ser angelical. Sin embargo la bella Li Geum-ja tiene ahora un plan, un plan que la aleja de aquella especie de personalización de la redención que todos creían que era durante el tiempo en que ha durado su condena por el asesinato de un niño de 5 años. Claro que, después de haber visto las cintas anteriores, ya supongo que nada es como parece al principio.


Tres películas iguales pero diferentes. Una primera en la que la venganza es del estilo “me pegas, te pego”, es decir, irreflexiva y visceral. Una segunda en la que la venganza se lleva a cabo después o mediante un tortuoso, meticuloso y minucioso plan. Y una tercera en la que quizás se dan más vueltas que en primer caso –no es algo tan inmediato-, pero en la que el desenlace se ve venir. Quizás esta última es precisamente la menos complicada de las historias en el sentido de que los buenos y los malos están más claros. O sea, que en las anteriores el espectador no sabe si sentir lástima por los vengadores o por las víctimas de la venganza, incluso se puede sentir cierta comprensión por los –en principio- malos de la película. En la última de la trilogía, sin embargo, no hay motivos para ponerse de parte de la víctima de la venganza de Li Geum-ja. En definitiva piltrafillas, que si os interesa el tema os podéis tragar –por orden de rodaje, eso sí, como he hecho yo- las tres películas. Pero si os he de recomendar una de ellas, esta ha de ser Old Boy.

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