Amiguitos, cuando estrenaron Grindhouse en dos partes, a priori creí que la película de Tarantino me iba a gustar más que la de Rodriguez. A pesar del escaso éxito comercial que la cinta doble había tenido en los Estados Unidos, la crítica parecía estar de acuerdo en que la de Tarantino era la más lograda.
Pero vista Deathproof de Quentin Tarantino y teniendo en cuenta que no pretende ser Ciudadano Kane y que la he disfrutado en el ordenador –bendita informática- mientras tragaba unas palomitas de esas que se hacen en el microondas, os diré que simplemente me ha distraído. No se trata pues de la obra remarcable que esperaba. Con todo, ha tenido varios momentos álgidos como el baile sensual de Vanessa Ferlito ante el especialista Mike, y la persecución final con la venganza de las actrices. Ah, y un detalle para navegantes adictos al hard rock: el tequila que pide la rubia que está en la barra con Mike para su Margarita es de la marca Cabo Wabo, antiguamente propiedad de Sammy Hagar, el ex-cantante de Van Halen, que acabo vendiendo por varios millones de dólares a Campari. ¿Qué es esto amiguitos, una conexión King Piltrafilla-Quentin Tarantino?
Pero vista Deathproof de Quentin Tarantino y teniendo en cuenta que no pretende ser Ciudadano Kane y que la he disfrutado en el ordenador –bendita informática- mientras tragaba unas palomitas de esas que se hacen en el microondas, os diré que simplemente me ha distraído. No se trata pues de la obra remarcable que esperaba. Con todo, ha tenido varios momentos álgidos como el baile sensual de Vanessa Ferlito ante el especialista Mike, y la persecución final con la venganza de las actrices. Ah, y un detalle para navegantes adictos al hard rock: el tequila que pide la rubia que está en la barra con Mike para su Margarita es de la marca Cabo Wabo, antiguamente propiedad de Sammy Hagar, el ex-cantante de Van Halen, que acabo vendiendo por varios millones de dólares a Campari. ¿Qué es esto amiguitos, una conexión King Piltrafilla-Quentin Tarantino?
Sin embargo piltrafillas debo deciros un par de cosas. Cuando finalizó la cinta, 1) entendí que en los Estados Unidos hubiese sido un mini-fracaso comercial, y 2) temí que si el nivel de Deathproof era el que había visto, ni por asomo se me debía ocurrir visionar Planet Terror de Robert Rodríguez –la compañera del pack Grindhouse-, a la que la crítica había tratado peor que a la dirigida por Quentin.
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