sábado, 26 de julio de 2008

Reon Kadena



Y prosiguiendo con mi fijación por lo japonés, os hablaré en esta ocasión de una tal Reon Kadena. La chiquilla no es en realidad ninguna actriz de cine, pero incluyo esta etiqueta porque ha editado un buen número de DVD’s. Bueno, en realidad no sé por qué la incluyo aquí. Supongo que quería hablaros de ella –o del género que representa dentro de la sociedad nipona- y no sabía muy bien donde colocarla. Esta chica es un exponente de lo que se ha dado en llamar Gravure Idols.
Antes os contaré que hace años se comenzó a dar en Japón un fenómeno llamado Idols, celebridades que han alcanzado la fama, casi siempre por su aspecto –algo así como unas precursoras de Victoria Beckham- y que aparecen profusamente en los diferentes medios de comunicación. Ríete tú del fenómeno fans que se dio en nuestro país entre los años 70 y 80. Lo de los Idol en Japón le da 3000 vueltas.
Pues bien, ese fenómeno encontró sus representantes en jovencitas virginales, chicas de las que todo joven quería ser novio y a las que toda hija de vecina deseaba parecerse. Recuerdo que en uno de mis viajes a Japón –ya os he hablado de ello, no voy a profundizar más- me sorprendió ver un grupo de chicas vestidas como muñequitas de porcelana. Eran la representación de la imagen típica Idol de esos años –vestidas de falsa niña-, que fue derivando hacia una imagen menos infantil y más sensual.

Debéis saber que Idol, en japonés, se escribe y pronuncia Aidol, pudiéndose establecer un juego de palabras entre I Doll –Yo, la muñeca en inglés- y Ai Doll, la muñeca amorosa –ai es amor en japonés- lo que nos da una imagen muy gráfica de lo que esas chiquillas representan. Pues bien piltrafillas, hecha esta introducción, nos encontramos a partir de los 90 con un subgrupo de Idols llamadas Gravure Idols, niñas de entre diez y veinticinco años –sí, sí, habéis leído bien, diez años- que se dedican a posar para revistas y DVD’s en bikini y ropa interior, en poses muy provocativas.

Es uno más de los rasgos de ese país, en el que muchas veces está prohibida la reproducción, aunque sea en cómics, de penes o vulvas, pero que tolera, fomenta y acepta que una niña de doce años se deje fotografiar en bragas con los muslos abiertos. Dejando a un lado las consideraciones morales, también es bastante censurable –a mi modo de ver- que esas jóvenes, que la mayoría de las veces son mucho más guapas que la japonesa media solamente porque se han sometido a operaciones de cirugía estética, sean el espejo en el que muchas jovencitas se miran. Reon Kadena es simplemente un ejemplo, un pequeño guijarro en ese extenso pedregal de cuerpos sensuales y ficticios destinados a satisfacer las ilusiones de una pléyade de inmaduras jovencitas y las necesidades onanistas de un público masculino agobiado por un sistema laboral alienante.

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