Bettina Rheims es francesa -parisina, para más señas-, y tiene ya más de cincuenta años. Siendo una veinteañera comenzó a trabajar en el mundo de la moda y la publicidad, y parte de su popularidad en el sector vino dada porque nunca utilizaba a profesionales, sino a gente de la calle de entre la que -además- acostumbraba a escoger mujeres de cuerpos masculinos o chicos de cuerpos afeminados.
Rheims ha acabado exponiendo en casi todo el mundo, dando a conocer una obra cargada de erotismo y sensualidad. En 1995 se convirtió en la fotógrafa oficial del Presidente de la República. Seguramente a ella le hizo mucha ilusión, pero yo prefiero observar la piel de mujeres desconocidas retratadas por la artista antes que las arrugas de François Miterrand (e.p.d.).
Rheims ha acabado exponiendo en casi todo el mundo, dando a conocer una obra cargada de erotismo y sensualidad. En 1995 se convirtió en la fotógrafa oficial del Presidente de la República. Seguramente a ella le hizo mucha ilusión, pero yo prefiero observar la piel de mujeres desconocidas retratadas por la artista antes que las arrugas de François Miterrand (e.p.d.).
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