Después de un traslado a Breslavia con contratiempo incluido –acostumbrados a hacerlo en todos nuestros viajes sin problemas, nos presentamos en la estación de Cracovia dispuestos a comprar un billete de tren y resulta que no quedaban (por suerte, había plazas en un autobús que salía no mucho más tarde)–, llegamos a la capital de Baja Silesia siendo recibidos por sus icónicos gnomos, dispuestos a dedicar la tarde a establecer un primer contacto con la ciudad. Os muestro imágenes del conjunto escultórico de la esquina de las calles Sidinicka e Ilsudkiego que, mostrando a siete ciudadanos que se sumergen en una acera y aparecen en la del otro lado de la calle, representa el paso del comunismo al capitalismo de la sociedad polaca, los alrededores del foso Miejska y la iglesia de San Wenceslao, San Estanislao y Santa Dorotea, así como un par de vistas del edificio de la antigua biblioteca de la Universidad de Breslavia.
Respecto a los gnomos de bronce, los Krasnale, su origen se encuentra en los actos del movimiento cultural Alternativa Naranja que en los años 80 pintaba estos seres en los lugares en los que el régimen comunista exhibía sus símbolos. En 2001, instaurada la democracia, se inauguró a modo de reconocimiento la estatua del Papa Krasnal. Cuatro años después se erigieron cinco gnomos más por la ciudad... y desde entonces la locura, convertida en reclamo turístico, no ha parado. Así, junto a imágenes de estos simpáticos habitantes de la ciudad, os muestro vistas de la Plaza Solny y la enorme Plaza del Mercado –de las mayores de Europa–, donde destaca el edificio del antiguo Ayuntamiento, sede actual de Piwnica Swisnicka, la taberna más antigua de la ciudad.
Para finalizar la serie de hoy, más gnomos, la surrealista y animalista decoración del Café Kalambur y vistas del atardecer desde nuestro paseo por las islas y orillas del Óder, al norte de la ciudad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario