La reseña de hoy va para la italiana A.A.A. Massaggiatrice bella presenza offresi..., una cinta escrita y dirigida por Demofilo Fidani, un realizador especializado en spaghetti westerns al que no tenía el gusto de conocer y –visto lo visto– ni falta que hacía. Protagonizada por Paola Senatore, Simone Blondel, Raffaele Curi o Jerry Colman entre otros, el argumento nos cuenta la historia de Cristina, una joven de Roma con un novio atento y amable que sin embargo no puede ofrecerle los lujos que ella desea. Con un padre autoritario y una madre sumisa, la necesidad de dinero provoca que Cristina decida convertirse en prostituta, anunciándose en la prensa como masajista. Sus comienzos son patéticos –como los de la película misma–, siendo contratada por un culturista amateur para dar masajes a su madre aquejada de ciática. Aunque luego el tipo aproveche su visita para algo más. Así, con esos tintes de comedia erótica de perfil bajo –tanto en el pretendido humor como en el grado de erotismo–, prosigue la cinta y su nivel de patetismo con un segundo cliente que la acusa de guapa pero poco experta y paga sus servicios con dinero y pastillas de jabón, algo que Cristina acepta sin rechistar pese a habernos querido hacer creer al principio que era una joven segura de si misma y orgullosa. Luego conoce a otro cliente que se ofrece para chulearla y conectarla con clientes importantes de la capital a cambio de un porcentaje de sus ganancias, todo eso mientras Marco, el pánfilo de su novio, no se entera de nada.
Total, que entonces comienzan a sucederse asesinatos cuyas víctimas son los importantes clientes de Cristina, tornándose la pretendida comedia erótica en un también supuesto giallo en el que un veterano policía deberá descubrir al asesino. Lo sé, estamos a principios de los 70 y el presupuesto de esta A.A.A. Massaggiatrice bella presenza offresi... tiene pinta de que no fue muy holgado, pero incluso teniendo eso en cuenta, la estética general es cutre, las interpretaciones son penosas y el machismo que impregna la cinta es de vergüenza ajena. Además, para alguien que ha escogido la prostitución como modo de vida sin tener necesidad de ello en realidad, la cara de la joven cada vez que está con un cliente es como la de alguien que estuviese contando ovejas en un prado. Joder, pon algo de pasión chica, aunque sea por fingir. Ni tan solo en ese aspecto tiene interés la cinta, con aparición constante de la protagonista desnuda pero sin que la cámara capte su belleza, en tomas casi siempre de espaldas y sin primeros planos. Y cuando estos existen, son de cintura para arriba y están rodados sin gracia, como toda la película. Así, si como producto eroticofestivo no funciona, en su vertiente giallo tampoco. Los crímenes no tienen ni un ápice de misterio, las muertes están rodadas sin transmitir tensión y no se ve casi ni una gota de sangre. En fin, prescindible sin paliativos.
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