Hoy os traigo a la polémica Climax del no menos controvertido Gaspar Noé, bonaerense de nacimiento y francés de adopción y convicción al que conocí con Irreversible, una cinta de la que ya os hablé aquí y que no me dejó con muy buen sabor de boca que digamos. Esta vez, el realizador –también autor del guión– nos ofrece una obra peculiar que el año pasado se llevó el premio a mejor película en la última edición del Festival de Sitges así como otros galardones como el Art Cinema de la quincena de realizadores de Cannes. Con un reparto coral en el que encontramos a Romain Guillermic o a Sofia Boutella –vista aquí recientemente en Atomic blonde o hace algo más en Kingsman–, Climax explica cómo un grupo de bailarines que han participado en una coreografía, celebran una fiesta de despedida que resulta de lo más perturbadora. Al menos eso es lo que, más o menos, nos cuenta una sinopsis que parece pertenecer a un thriller. Nada más lejos de la realidad. Las primeras imágenes que aparecen en pantalla son las de una mujer arrástrándose ensangrentada por la nieve, lo que ya nos indica que el final de la película no va a ser placentero. Entonces la trama comienza tras los títulos de crédito con las entrevistas de un casting de bailarines, artistas tan apasionados que afirman no tener más cosa en la vida que la danza y que si se quedasen sin ella se suicidarían. Vamos, gente con miedo a la soledad, capaces de lo que sea por alcanzar la fama y con una vida muy vacía, obsesionados con un único aspecto de su existencia y expresándose a través de una retahíla de clichés tan manidos como impersonales. En esas cintas aparecen ya claves como la homosexualidad, la violencia, las drogas o el chauvinismo galo.
domingo, 24 de febrero de 2019
Climax (2018)
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