Y despido el día con el italiano Pier Toffoletti, un pintor que descubrió su pasión con tan solo 12 años, cuando su tía le regaló dos libros –uno dedicado a Michelangelo y el otro a Cézanne– y se empeñó en copiar todas sus ilustraciones. En los años 70 estudió artes gráficas, pasó una época como profesor de yoga, abrió un estudio de diseño y publicidad, descubrió la fotografía, se dedicó a la realización de documentales y spots y ocupó su tiempo libre con submarinismo y carreras de supervivencia. Años después se convirtió en propietario de dos emisoras de radio y –entre otras cosas– llegó a pertenecer a la sección de espeleología de una brigada alpina de rescate. Pero a mediados de los 90 entabló amistad con un artista italiano que había pasado largo tiempo en Nicaragua pintando murales y Pier decidió que había llegado el momento de dedicarse a la pintura a tiempo completo. Y es que a veces es difícil encontrar el camino a aquello para lo que uno ha llegado a este mundo.
sábado, 23 de febrero de 2019
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