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Que Dios nos perdone
Mi primera reseña es para una película espléndida que no os podéis perder, superior en varios aspectos –en mi opinión– a Tarde para la ira, mejor película española en la pasada edición de los premios Goya de la que no tardaré en hablaros. Me refiero a Que Dios nos perdone, del madrileño Rodrigo Sorogoyen. Protagonizada por un estupendo Antonio de la Torre –que interviene en ambas producciones– y un no menos fantástico Roberto Álamo que se ha llevado por este trabajo un Feroz y un Goya al mejor actor, lo que nos cuenta el argumento es la investigación ambientada en 2011 que lleva a cabo una pareja de policías cuando un asesino en serie se dedica a violar y asesinar ancianas en un caluroso Madrid que asiste a la oganización de la visita del Papa Benedicto XVI.
Piltrafillas, Trueba, Garci o un Almodóvar que ya me aburre son mitos de nuestro cine, pero si queremos que la cinematografía española, además de arte, sea una industria con beneficios que se consuma internacionalmente debemos hacer películas como Que Dios nos perdone, actuales e inteligentes, películas de esas que si rodasen actores norteamerianos y dirigiesen Nolan o Fincher estaríamos aclamando como highlights del séptimo arte. Total, que ya lo sabéis, que me ha encantado esta visión cañí de cine de serial killers –la escena de la vecina fisgona declarando en el rellano con el perrillo en brazos es más española que toda la troupe de La reina de España junta– que además de mantenernos en vilo con la trama policíaca, gracias a los personajes del explosivo y violento Alfaro y el tartamudo y asocial Velarde, reflexiona sobre ese psicópata que todos llevamos dentro y que a veces necesita de muy poco para aflorar. Tenéis que disfrutarla.
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