viernes, 1 de abril de 2016

Varios artistas - Stairway to Heaven/Highway to Hell (Polygram 1989)


Amigos, hoy os traigo un vinilo que, más que importancia por él mismo, que no es el caso –yo lo considero una de mis posesiones menores–, la tiene por las circunstancias que propiciaron su edición. La historia es entretenida... and goes like this. 

Doc McGhee es un tipo que cualquiera de los que en los 80 leíamos las thanks list de las cubiertas de los vinilos o devorábamos publicaciones como Rip o Hit Parader tenemos que conocer por fuerza. Este señor, con físico de mafioso y cara de pillo, era el mánager que en sus mejores tiempos se ocupaba de conducir las carreras de Mötley Crüe, Bon Jovi, Skid Row o Scorpions y de mantenerlos contentos –a cambio de un buen pellizco económico– con conciertos, mujeres, alcohol y drogas. No es de extrañar pues que este hombre al que Richard Bozzett, el por entonces tour manager de Bon Jovi, se ha referido en alguna ocasión como Doc Corleone, fuese condenado por contrabando de marihuana en la primavera de 1988 a raíz de un episodio con origen en Sudamérica seis años antes. La pregunta que cualquiera que conociese al personaje se hace de inmediato es ¿sólo marihuana?. Sea como sea, tanto Bon Jovi como el mismo condenado habían llegado a lo más alto del mundo del espectáculo en los Estados Unidos, lo que –para un país sin aristocracia ni abolengos ilustres– significa tener habitación de invitados en la morada de los poderosos. Por eso, con episodio incluido en el que cobró especial importancia una carta personal de Jon Bon Jovi al juez William Earl Britt de la corte de Carolina del Norte abogando por su amigo y valorando lo mucho que este podía hacer por la sociedad desde su posición en la industria del espectáculo, Doc McGhee fue multado con 15.000 dólares y a organizar eventos para concienciar a la juventud de los peligros de la droga. El mánager de Skid Row o los Crüe librándose de la cárcel y agregándose a la campaña antidrogas estatal Just Say No! auspiciada por Nancy Reagan. La de risas que se debieron echar McGhee y sus amigos. 


A resultas de ello, Doc creó la Make a Difference Foundation y –con la colaboración del músico y productor ruso Stas Namin– montó el Moscow Music Peace Festival que tuvo lugar en el Lenin Stadium de Muscú los días 12 y 13 de agosto de 1989. El evento, uno más de los que tenían lugar en la aperturista Unión Soviética de Mikhail Gorbachev, debía servir oficialmente –además de para lavar la imagen de McGhee, la verdadera razón por la que se organizó– para promover la paz mundial y la cooperación entre Estados Unidos y Rusia en la lucha contra el tráfico de drogas. Sin embargo, entre bambalinas, adictos a diversas sustancias bebibles, inyectables o aspirables como Ozzy Osbourne, Richie Sambora, Sebastian Bach, Alec Jon Such o Jason Bonham entre muchos otros, convirtieron el evento en una fiesta de la desmesura que agravó un grave conflicto de egos que por poco dio al traste con todo el festival. De hecho, ese fue el final de la relación entre Doc McGhee y Mötley Crüe –enfadados con McGhee al sentirse relegados a un segundo plano tras Bon Jovi, sus nuevos representados– que fueron los únicos que contra todo pronóstico no sucumbieron a las fiestas entre bastidores porque acababan de salir de rehabilitación y habían hecho un pacto de sobriedad. Quizás ese fue el motivo que acentuó su mal humor, algo que llevó a un Tommy Lee fuera de si a agredir físicamente a McGhee antes de despedirle. Así, con la participación de Cinderella, Scorpions, Skid Row, Bon Jovi, Mötley Crüe y varios grupos locales entre los que destacaba Gorky Park –quienes apadrinados por Richie Sambora habían conseguido ser fichados por Mercury records–, los moscovitas tuvieron la ocasión de disfrutar de un cartel inigualable en aquel momento. 

Y fue precisamente este sello el que, junto a la Make a Difference Foundation de McGhee lanzó la recopilación Stairways to heaven/Highway to hell con Bruce Fairbairn a los controles, quien en los últimos tiempos había producido New Jersey para Bon Jovi. El disco –con portada de Bob Tillery diseñada por Margery Greenspan– contenía grabaciones de los grupos participantes en el mencionado festival sobre temas de otras bandas en cuyo seno habían tocado músicos que más tarde habían fallecido por culpa de sus adicciones. El vinilo finalizaba con varios temas grabados en diversas tomas de las dos noches del festival e interpretados por músicos diversos haciendo jamming


Así, el track list era: 

A 
My generation de The Who, por Gorky Park (1) 
Holidays in the sun de Sex Pistols, por Skid Row (2) 
I can’t explain de The Who, por Scorpions (3) 
Purple Haze de Jimi Hendrix, por Ozzy Osbourne (4) 
Teaser de Tommy Bolin, por Mötley Crüe (1) 

B 
The boys are back in town de Thin Lizzy, por Bon Jovi (1) 
Move over de Janis Joplin, por Cinderella (5) 
Moby Dick de Led Zeppelin, por Drum Madness (*)(1) 
Hound dog (6) 
Long tall Sally/Blue suede shoes (6) 
Rock and roll (6) 

(1) Grabado en los Little mountain studios
(2) Grabado en los Mushroom studios
(3) Grabado en los Wisseloord studios
(4) Grabado en los A&M studios
(5) Grabado en los Kajem Victory studios
(6) Grabado en directo con los Dierk studios remote trucks

(*) Con batería tocada por Tico Torres, Jason Bonham, Mickey Curry y Jim Vallance. 


El álbum se iniciaba con My generation, por Gorky Park, una canción que también formaba parte de su primer álbum. La verdad es que los rusos llevaron muy bien a su terreno este tema, que poco tenía que ver con el sonido original y que convirtieron en un himno ochentero perfecto para estadios. El Holidays in the sun de los de New Jersey, por muy punkarra que se declarase Rachel Bolan y muchos gritos que soltara Sebastian Bach, era bastante prescindible en mi humilde opinión y no superaba a la original. Todo lo contrario que I can’t explain de los Scorpions, que –como los Park– fueron capaces de llevar a su terreno otra de las icónicas canciones de The Who. La versión del Purple Haze de Hendrix por Ozzy y Zakk –con Geezer Butler y Randy Castillo– era correcta, pero tampoco me aportaba nada. Además, es una canción que me resulta cansina por la cantidad de covers que ha tenido. Hasta Winger se atrevieron en su día. Finalizaba la primera cara con el Teaser de Tommy Bolin versioneado por los Crüe en otro ejercicio de puesta al día remarcable. 

La cara B comenzaba con Bon Jovi, los niños mimados de Mercury por entonces, ejecutando una estupenda The boys are back in town de Thin Lizzy, que ya llevaban años tocando en muchos de sus conciertos. En esta ocasión, pese a no aportar nada nuevo al tema, transmitían perfectamente el espíritu de Lynott y compañía. Le seguía la versión de Move over de Janis Joplin interpretada por unos Cinderella en el momento álgido de su carrera, con un Keifer actuando de sosias vocal de la texana que demostraba que esta Cenicienta tenía muy poco que ver con el saco del hair metal vacío de valor en el que algunos se empeñaban en meter a los de Filadelfia. Era, sin duda, otro de los momentos álgidos del disco. La Moby Dick instrumental que seguía estaba únicamente indicada para baterías y fanáticos de Led Zeppelin ilusionados por la aparicion del hijo de Bonzo, de promoción ese año tras haber editado el fabuloso y zeppelinesco The disregard of timekeeping (por cierto, con reseña aquí mismo). Y esta condena por tráfico de drogas con forma de vinilo tenía su guinda en varios temas tocados por diversos de los músicos que conformaban el cartel del Moscow Music Peace Festival, típico divertimento de fin de fiesta sin más interés que el de reverdecer viejos clásicos en grupo y entre los que destacaría esa Hound dog con Jon Bon Jovi, Klaus Meine y Tom Keifer al frente. 







En resumen amigos, un elepé que aporta poco, tanto como obra independiente como en la discografía de cada banda de las que participaron en su creación, pero que tiene detrás una historia tan surrealista que valía la pena recuperar. Ay aquellos ochenta, qué entretenidos eran. 

¡Feliz viernes! 
@KingPiltrafilla

Entrada publicada simultáneamente en ffvinilo.blogspot.com

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