Mi primera reseña del domingo es para Gatti rossi in un labirinto di vetro –o Eyeball o The secret killer o Wide-eyed in the dark, títulos con los que también fue conocida-, una coproducción italo-española de 1975 dirigida por Umberto Lenzi –quien ya pasó por este espacio con su canibalísticaEaten alive!- y con guión de él mismo y el catalán Félix Tusell, por aquel entonces director de Estela films –la productora más antigua de España, fundada en 1948- y miembro de una familia que fundó Cinespaña y ayudó en hacer realidad el Institut del Cinema Català. El argumento de la cinta –cuyo título original en italiano aún no veo a qué se refiere- nos cuenta, a grandes rasgos, como las componentes femeninas de un grupo de norteamericanos inscritos en un viaje organizado en microbús por la ciudad de Barcelona y alrededores, comienzan a ser asesinadas y despojadas de uno de sus globos oculares, de ahí el título más acertado e inmediato de Eyeball. Se trata de una peliculilla menor de misterio que podría calificarse de slasher, aunque muy poco violenta y nada gore.
Aún así, la cinta no deja de ser distraída y puede resultar hasta simpática para los que –como yo- son barceloneses ya que al inicio de la película se realiza un breve tour por diversas localizaciones de la ciudad como las Rambles, la Catedral, el monumento a Colón o la Plaça d'Espanya que luego –ya en el desarrollo de la trama- nos sigue llevando por rincones como Montjuïc o el Tibidabo. Por supuesto, tratándose de una visita para turistas norteamericanos, no faltará la escena en un tablao flamenco. Eso sí, la historia de Eyeball –como habéis podido leer antes- es muy simple y poco original, siendo su peor baza al tratarse de una cinta de este tipo la de los efectos de maquillaje -de ínfima calidad- y las escenas de los asesinatos, rodadas pésimamente en mi humilde opinión. En relación al elenco protagonista, hay que decir que asistimos a un batiburrillo de nacionalidades. Así, nos encontramos con franceses como Martine Brochard o Silvia Solar, italianos como Ines Pellegrini o Raf Baldassarre, el británico John Richardson, los españoles Andrés Mejuto y José María Blanco y argentinos como Mirta Miller o George Rigaud, seudónimo del bonaerense Pedro Jorge Rigato Delisset, aquí en el papel de reverendo Bronson, a quien los que crecieron en los 70 pasando los sábados por la tarde mirando películas en blanco y negro por televisión recordarán como el San Valentín en El día de los enamorados, con Tony Leblanc y Concha Velasco. En fin amiguitos, una peliculilla para ver, sonreír, y olvidar.
Sólo soy un piltrafilla que, poniendo de manifiesto un grave problema de egomanía, me permito opinar de todo cuanto se me pasa por la cabeza sin asumir que a) Lo que escribo no le interesa a nadie más que a mi mismo, y b) En general, no poseo los conocimientos necesarios para discernir sobre los temas que trato. Sin embargo, aquí está mi obra. Consultándola, los amantes del ARTE en cualquiera de sus manifestaciones estaréis de enhorabuena. Así, si mis elucubraciones no os interesan lo más mínimo, al menos podréis explayaros con las imágenes.
Pintura, fotografía, ilustración, coches, cine, música, humor... bienvenidos a la comunidad!
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