domingo, 16 de mayo de 2010

Next door





Y mi última reseña corresponde a una pequeña joya noruega de poco más de una hora de duración –existe un dicho catalán que afirma que en el recipiente pequeño está la buena confitura- titulada Next door, una película que en ese reducido metraje y con la casi total ausencia de imágenes impactantes es capaz de angustiarnos de una manera prodigiosa. La historia –intentaré no contaros demasiado para no desvelaros las claves- se inicia con la llegada de Ingrid a casa de John, un tipo triste y apocado. La chica ha decidido pasar por el apartamento de él para llevarse sus cosas después de haber puesto fin a una relación sentimental. No sabemos lo que ha causado la ruptura pero no podemos evitar sentir pena por el pobre John. Más tarde la vecina de este, Anne, le pide ayuda para que coloque un armario junto a la puerta de entrada de su apartamento. Ella y su hermana –quienes son unas totales desconocidas para John pero parecen conocerlo todo sobre él- viven en un piso laberíntico y desordenado en el que han acaparado alimentos y tienen miedo a que algún desconocido intente atacarlas ya que al parecer Kim –la hermana más joven- sufrío tiempo atrás una violación. Somos conscientes de que el tímido de John lo está pasando mal sentado en el sofá ante esas dos hermanas con pinta de ser bastante ligeras de cascos y casi tenemos tantas ganas como él de abandonar la escena por lo que respiramos aliviados cuando por fin regresa a su apartamento. Sin embargo, Anne no tarda en pedirle un nuevo favor a su vecino. Se trata de acompañar por un rato a Kim mientras ella sale a hacer unas gestiones. John no está muy convencido pero al final acepta. Cuando se queda sólo en el apartamento de sus vecinas, la joven juega con él al ratón y al gato y finalmente se reúne con John en una salita en la que le cuenta una historia de sexo que parece sacada de aquellas cartas –esos recuerdos de adolescencia amiguitos- que se publicaban en las últimas páginas de Penthouse. Total, que la escena acaba como el rosario de la aurora, con Kim y John follando y dándose puñetazos. Cuando él regresa a casa está entumecido, ensangrentado, avergonzado y agobiado por un enorme sentimiento de culpa. Se le ve tan apesadumbrado que hasta a nosotros nos sabe mal que haya tenido que pasar por ello, por culpa sin duda de la joven Kim.



Ah piltrafillas, pero entonces el realizador nos vuelve a mostrar la escena de Ingrid regresando al apartamento para llevarse sus cosas y vemos que había momentos que se habían omitido al inicio de la película, cuando queda claro el porqué del cese de la relación sentimental. Entonces Ingrid deja escapar una frase que nos es familiar a estas alturas de la cinta y descubrimos que algo oscuro anida en la mente de John, comenzándonos a cuestionar si lo que hasta el momento hemos visto es real o no, dándonos cuenta de que Next door es mucho más complicada de lo que habíamos imaginado al leer la sinopsis y ver el cartel. Una fotografía muy bonita, una ambientación opresiva y la sensación tras ver la cinta de que se nos escapa algo, que había que leer entre líneas y que o bien no hemos captado o hemos interpretado erróneamente. En fin amiguitos, Next door es una de esas peliculillas a las que te aproximas pensando que ibas a pasar un buen rato palomitero sin complicaciones y descubres que te ha hecho pensar más de lo previsto y eso, a veces, es incluso saludable. Además, ya os he dicho que dura poco. Recomendada.

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