Por otro lado tenemos a la protagonista del film, una rica heredera que ha de casarse con un aristócrata francés venido a menos. El quid de la cuestión es, ¿es ese hombre que esconde un secreto uno de los descendientes del linaje de la bestia? En fin amiguitos, si dejamos a un lado esa especie de peluche gigante, despeinado y empalmado, y a la escena de la protagonista en su cama “jugando” con una rosa –otro de los momentos en los que el director pierde de vista la mesura y deja poco espacio a la imaginación- nos encontramos con una cinta bastante insulsa que pone al día el mito de la Bella y la Bestia desde un punto de vista sexualmente explícito. Aburrida amiguitos. Quizás hace veintipico años me obnubiló el carácter semipornográfico de la cinta, pero lo cierto es que hoy en día, ver a una especie de King Kong pulgoso masturbarse con una peluca no es lo que más me motiva.
viernes, 15 de agosto de 2008
La Bestia (1975)
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