Tal como os anuncié, he revisitado las dos películas de Borowczyk que recordaba de tiempos de mi adolescencia. La primera que he vuelto a ver ha sido Interior de un convento, cinta en la que asistimos a los devaneos sexuales –encuentros con hombres a escondidas, masturbaciones y relaciones lésbicas- que mantienen las monjas encerradas en un convento de clausura ante la estricta madre superiora que no sabe ya que hacer para erradicar tanto pecado. Tenéis que pensar que en la época en la que se desarrolla la historia no todas las jóvenes que ingresaban en un convento lo hacían llevadas por la fe y, por tanto, motivadas para reprimir la llamada de la carne. Por aquel entonces un convento era una especie de cárcel a la que iban a parar las chicas que sus respectivas familias consideraban que no tenían un comportamiento adecuado para proseguir en sociedad. ¿Qué queréis que os diga?, la película está bien hecha, la fotografía es preciosa y el argumento –si dejamos a un lado los momentos escabrosos o subidos de tono- es a ratos interesante, si no fuera porque a estas alturas ya hemos visto o leído demasiadas historias de este tipo. Quizás es que ya no tengo 17 años y el erotismo soft de la cinta se me antoja bastante pueril. Piltrafillas, no hay nada como el tiempo para hacer bajar de su peana ciertos iconos idealizados. A ver si me ocurre lo mismo con La Bestia.
viernes, 15 de agosto de 2008
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