Cruzamos a a la Isla de Arena y entramos en la iglesia de Nuestra Señora sobre la Arena y de ahí, a través del puente Tumski conocido popularmente como Puente de los enamorados, a la zona de la catedral, ubicada en Ostrów Tumski, un antiguo núcleo poblado ya por eslavos antes de la ocupación prusiana. De ahí os muestro imágenes de la iglesia de la Santa Cruz y San Bartolomé –que se alza tras la estatua de San Juan Nepomuceno, patrón de Bohemia, reino al que Breslavia perteneció durante siglos–, y la imponente Catedral de Breslavia dedicada a San Juan Bautista y destruida por completo por los bombardeos soviéticos durante la Segunda Guerra Mundial. Como se puede ver en una fotografía situada en un lateral de la plaza, sólo quedó en pie la estatua dedicada a la Virgen María. Y en uno de los laterales de la catedral se encuentra la iglesia de San Gil, el templo más antiguo de la ciudad, junto al arco de Brama Kluskowa, donde según una leyenda, falleció un hombre soñando con los pierogi de su mujer. Completan la serie unas vistas desde la orilla sur del Óder –que recorrimos tras comer junto al mercado de Hala Targowa un sabroso costillar de cerdo–, donde destaca el Puente Grunwald, que hay quien dice que recuerda al Puente de las Cadenas de Budapest.
Tras descansar un rato, nos encaminamos hacia la zona del Museo Nacional y el Parque Słowacki, en cuya esquina se encuentra la escultura Esperando, consistente en dos sillones, uno de ellos vacío –se sentó mi mujer para que la inmortalizase, no lo verán vuestros ojos– y el otro que os muestro aquí. Ya en el parque, encontramos el monumento dedicado a la Masacre de Katyn, erigido en memoria de las víctimas de los asesinatos de oficiales del ejército, policías, intelectuales y otros civiles silesios llevados a cabo por la policía soviética en la primavera de 1940. Así es, amigos, recordad que tras la ocupación de Polonia por los nazis, los soviéticos echaron a los primeros para quedársela ellos. El resto de la tarde y antes de cenar en la plaza del Mercado, paseamos por el oeste de la ciudad, sitios como la estación central de ferrocarril –semejante a una construcción de Exin Castillos gigante–, el foso Miejska, el mirador y senderos del parque de Wzgórze Partyzantów o la calle Olawska, donde había un precioso Tatra en una urna anunciando una exposición de vehículos clásicos.
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