Salvo algunos años que por la razón que sea no hemos disfrutado del habitual viaje de marzo, ya hace una década que por estas fechas celebro de esa manera con mi santa esposa nuestro aniversario de boda. Y la semana pasada tocó llevar a cabo una breve escapada a Palermo de la que –como siempre, para alegría de algunos y hartazgo de otros– os ofreceré el acostumbrado reportaje fotográfico.
Nuestro primer contacto con la capital siciliana fue vespertino por lo que, alojados en el antiguo barrio árabe de La Kalsa, dedicamos la tarde-noche a recorrer las intrincadas callejuelas de los alrededores del hotel, sin perder la referencia de las rectilíneas Via Maqueda, Via Roma y Via Vittorio Emanuele, arterias del barrio y me atrevería a decir que de la vieja Palermo.
Al día siguiente, con tiempo inestable y alternando cielo nublado con lloviznas ocasionales –hasta el último día no apareció el sol– salimos a la calle dispuestos a conocer la moderna Palermo, alejada ya del estigma del terrorismo mafioso aunque aún mantenga el recuerdo de aquellos años y sus numerosas víctimas. Tomadas durante el paseo de esa mañana, acompaño imágenes de la Piazza San Domenico y su Colonna dell’Immacolata frente a la barroca Chiesa de San Domenico, donde descansan los restos del juez Giovanni Falcone, asesinado en la carretera entre Capaci y Palermo en 1992.
Otras instantáneas muestran la Piazza Pretoria y su fuente monumental del siglo XVI –también conocida como Fontana de la vergogna por la desnudez de algunas de sus estatuas– así como la plaza octogonal de Quattro Canti donde se cruzan las vías de Vittorio Emanuele y Maqueda, con sus fachadas decoradas con esculturas. Y finalizo la entrada de hoy con unas fotografías de la Chiesa de Santa Maria dell’Ammoraglio, precioso templo árabe-normando de la diócesis italo-albanesa en el que se celebra la misa por el culto bizantino.
1 comentario:
A la espera de la segunda.
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