domingo, 28 de noviembre de 2021

Devil’s kiss (1976)


Hoy os quiero hablar de Devil’s kiss, una extraña –por lo inhabitual– coproducción hispano-franco-andorrana escrita y dirigida por el realizador y guionista andorrano Jordi Gigó conocida también como La perversa caricia de Satán. Con un elenco compuesto por –entre otros– Silvia Solar, una actriz parisina llamada realmente Geneviève Couzain que se casó con un torero y falleció retirada en Lloret de Mar, el también francés Olivier Mathot, el murciano José Nieto, la palentina Maria Silva, los portugueses Carlos Otero y Moisés Augusto Rocha, con la siempre inquietante presencia del barcelonés Víctor Israel, la película comienza con la llegada del profesor Gruber y Claire Grandier, la excondesa Moncorn, al castillo de Haussemont, donde el Duque –el único que conoce su verdadera identidad y al que ella culpa del suicidio de su marido– está dando una fiesta para sus amigos aristócratas. 
 

La mujer, con profundos conocimientos de brujeria, se presenta como medium y después de ofrecer a sus invitados un desfile de moda, el Duque sorprende a todo el mundo con una sesión de espiritismo. Y aunque Haussemont sabe que Claire no le perdona que se haya quedado con sus posesiones tras la muerte del Conde, pretende que esta le ayude a contactar con su hermano, fallecido en un accidente de equitación. Pero Claire ha planeado una venganza contra el Duque por lo que entre ella y Gruber, que es telépata –sin olvidar la ayuda de un enano al que la mujer ha acogido bajo su protección y algo más– consiguen resucitar al difunto Conde Moncorn y –con los poderes del profesor Gruber– convertirlo en un zombie asesino al que utilizarán como instrumento de su venganza. 
 

En resumen, mezcla de cutrez y homenaje a los géneros de los que bebe, una aceptable fotografía de Julio Pérez de Rozas, ambiente entre gótico y setentero –la iluminación a base de candelabros y ese desfile de moda con las modelos bailando a ritmo de rock psicodélico es buena muestra de ello–, unas interpretaciones desiguales pero efectivas en general, con escenas de ritos satánicos y algunos desnudos sin justificación alguna más allá de las manidas exigncias del guión convierten a esta entretenida Devil’s kiss en un divertimento de lo más recomendable de horror sexy casposo setentero para acompañar de un buen copazo de ron añejo colombiano.

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