Este jueves dedico mi entrada a Davis W. Morton, un artista que se casó a los dieciséis años, justamente cuando comenzaba a tomarse en serio la idea de volcarse en la pintura. Al tener que ponerse a trabajar, estudiaba por las noches en el instituto pero –aparte de algunas clases de anatomía– tuvo que desistir en su idea de formarse en arte. Con veinte años entró en la policía del condado de Montgomery, en Maryland y pasó por los departamentos de homicidios, atracos y delitos sexuales, además de trabajar varios años como agente encubierto hasta que después de varias décadas en el cuerpo, pasó a dedicarse a la pintura a tiempo completo. Eminentemente autodidacta, desde los años 70 ha viajado por el mundo cada año para visitar museos en Europa, Asia, África y Sudamérica como una manera de ampliar su educación artística.
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