lunes, 24 de abril de 2017

Viaje a Japón, día 5: Kyôto

 
 
 
 
 
 

A primera hora de la mañana dejamos Ikebukuro para coger el Shinkansen en Tôkyô eki, un nozomi N700 de la Tôkaidô line de JR que nos lleva hasta Kyôto en 2 horas y 17 minutos, con algunas paradas en localidades como Yokohama o Nagoya

 Yokohama desde el Shinkansen.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
En Kyôto se advierte un uso bastante generalizado del yukata por parte de numerosas jóvenes, algo que no ocurre en la capital.

 
 
 

Una vez en Kyôto nos hemos instalado y hemos ido a comer. Por la tarde hemos dado un paseo de poco menos de una hora –gran parte de él a orillas del rio Kamo– hasta Fushimi-ku, ubicación del famoso templo Fushimi Inari-taisha, conocido por los miles de toriis anaranjados que jalonan el sendero de la montaña –donaciones de comerciantes a cambio de éxito en los negocios– y que hace poco más de una década inmortalizó en la pantalla Rob Marshall en su adaptación de la novela Memorias de una Geisha

 
 
 
 
 
 
 
 
 

Tras picar algo en uno de los numerosos puestos de comida ambulantes –en mi caso ha sido un pincho de cerdo con cebolla y pimiento, muy sabroso aunque caro–, hemos regresado en tren a la ciudad aprovechando para dar una vuelta nocturna por la parte del centro –aquí anochece a partir de las seis y media de la tarde– y buscar un restaurante para cenar. Más de media hora de cola, servicio exasperantemente lento pero una cena de lo más sabroso han servido de epílogo a un día bastante descansado que nos ha servido de transición hacia la más abarcable Kyôto, después de los días a tope en la excesiva Tôkyô.

Día 4
Día 6 

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