Amiguitos, en el ámbito de mis acostumbradas reseñas cinematográficas dominicales, hoy os traigo la reseña de Blood father, una película de argumento bastante simple que cuatro años después de Get the gringo –reseñada aquí– vuelve a poner a Mel Gibson en las pantallas como protagonista. Y es que en todo este tiempo, el australiano sólo ha realizado un par de colaboraciones en Machete kills o The expendables 3 –tanto la una como la otra han pasado por este blog–, algo del todo injusto para un actor que durante una época reinó en las pantallas y que a causa de sus problemas con el alcohol y sus salidas de tono antisemitas, homófobas y misóginas se convirtió en una figura peligrosa para las productoras. Dirigida por el parisino Jean-François Richet y coescrita por Peter Craig –que también es uno de los productores de la cinta y fue autor del guión de The town, comentada aquí– basándose en su propia novela, los papeles protagonistas recaen en el mencionado Gibson, la joven Erin Moriarty y el estupendo Diego Luna. Como colaboraciones especiales encontramos a Miguel Sandoval –conocido sobre todo por su papel televisivo de fiscal de distrito Manuel Devalos en Medium– y un Wialliam H. Macy que no necesita presentación.
domingo, 16 de octubre de 2016
Blood father
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