domingo, 28 de julio de 2013

Killing season


Y ahora, Killing season. Amiguitos, hubo un tiempo en el que todo lo que hacía el señor De Niro me interesaba. No había estreno protagonizado por el neoyorquino que no corriese al cine a disfrutarlo. Pero, desde hace unos años –aunque su nombre en el reparto sigue llamándome la atención- ya no confío tanto en los proyectos en los que se embarca. Sin embargo, una cinta de acción co-protagonizada junto a John Travolta parecía lo suficientemente interesante como para hincarle el diente. Y es que ni me había leído las críticas ni me había fijado en que hace unos meses Nicolas Cage se había quitado de en medio de lo que pretendía ser un nuevo duelo Cage-Travolta a lo Face-off. El argumento de Killing season cuenta como el antiguo soldado serbio Emil Kovak se presenta en el refugio de los Apalaches en el que Benjamín Ford, coronel retirado de la OTAN, se esconde de sus recuerdos con la intención de asesinarle. 


Así, el viejo soldado alejado del mundo se convertirá en una especie de John Rambo –solo le falta atarse la cinta roja en la cabeza- y sobrevivirá a sus heridas dispuesto a salvar la vida en el desarrollo de un acoso mútuo que tendrá lugar en el bosque, en medio de una naturaleza exuberante. Preciosas montañas, árboles, ríos de aguas salvajes, majestuosos ciervos, graznidos de aves imponentes, sangre, dolor, chupitos de Jägermeister, vinilos de Johnny Cash, demasiadas escenas nocturnas con poca o nula luz y un De Niro que con su semblante de viejo soldado atormentado por los fantasmas interiores se come interpretativamente a un Travolta hablando como el Balki Bartokomous de Primos Lejanos. Pero, hey piltrafillas, Killing season no es la basura que algunos cuentan, al menos no para alguien bregado en el disfrute de bazofias de serie B, sexploitation de la peor ralea o gore low-cost de los 80. Puede decirse que me ha gustado en conjunto pese a no ser una gran película. Así pues, si me hacéis caso y os decidís por darle una oportunidad, os encontraréis con una historia no mucho peor que otras y una nueva interpretación de De Niro, alguien que ha sacrificado su reputación artística por el dinero -supongo que todos tenemos que pagar nuestras facturas- pero que hace cierto el dicho de “quien tuvo, retuvo”.

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