domingo, 9 de junio de 2013

Party 7


Me despido por hoy del séptimo arte con Party 7, una cinta japonesa a la que hacía tiempo que le seguía la pista. Escrita y dirigida por un tal Katsuhito Ishii, la propuesta es surrealista –o sea, rarita- y original a más no poder. Tras una introducción en la que ya vemos que no estamos ante una película demasiado normal, unos violentos títulos de crédito en dibujos animados nos presentan a los siete personajes principales que dan título a la cinta: Miki, Sonoda, Todohira, Wakagashira, Kana, Okita... y el Capitán Banana, todos ellos seres de lo más friki que se encontrarán en una habitación de hotel y compartirán argumento con otros secundarios de lo más friki, como ese recepcionista obsesionado con que un día cayó mierda del cielo sobre un lugar a pocos minutos en coche del lugar. Tenemos a Okita, un voyeur desde la más tierna infancia, cuando su tía Maki se exhibía ante él, un joven al que han detenido tantas veces que se esconde en los conductos de ventilación del hotel que su padre construyó. Un día da con la habitación secreta del Capitán Banana, un oscuro tipo disfrazado como un superhéroe, una especie de otaku hikikimori, una tortuga ninja humana rodeada de pantallas de un circuito cerrado de televisión, otro voyeur que desde la impunidad de esa cámara acorazada lleva años observando con cámaras la vida del hotel, espiando a trabajadores y huéspedes, un paraíso para Okita quien cae rápidamente rendido ante la figura del Capitán. 


Así, desde la posición de Okita y el Capitán, somos testigos de la llegada de Miki al Hotel New Mexico con un maletín de efectivo robado a su jefe mafioso, la entrada en su habitación para reclamarle dinero de Kana, una antigua novia, la aparición en el mismo lugar de Todohira –que quiere pedirle a la joven que se case con él-, la llegada de Sonoda, sicario contratado para recuperar el dinero y matar a Miki... y la irrupción de Wakagashira, que debe matarlos a todos. Pero también nos hemos enterado de que Kana ha mentido a Todohira, Todohira también le ha mentido a Kana... e incluso Sonoda ha sido engañado por su jefe. A su vez, el Capitán Banana también se sincera con Okita y le hace partícipe de una historia sorprendente. En resumen, amiguitos, un guión friki, bizarro, cargado de situaciones humorísticas desde un punto de vista japonés –es decir, entre chabacano e infantil, con destellos de surrealismo-, con largos diálogos tarantinianos entre personajes que discuten con vehemencia y seriedad sobre aspectos de lo más prosaico, estúpido o nimio. Piltrafillas, no se trata de una gran película pero –como ya os he dicho- he esperado años para ver esta Party 7 y cuando por fin la he encontrado no he podido hacer otra cosa que verla de inmediato de principio a fin. Sin embargo no sé si recomendaros su vision o no. Me temo que, a no ser que seáis muy frikis no la soportaréis fácilmente.