domingo, 16 de junio de 2013

Babylon - Im Bett mit dem Teufel


Os prevengo piltrafillas, inicio mis reseñas con una frikada de difícil digestión. Y es que hoy comienzo las entradas cinematográficas del domingo con Babylon –subtitulada, En la cama con el Diablo-, una cinta del alemán Ralph Hüttner que no sé si no he entendido bien o es que no había manera de pillarle la onda. Tras ver unas imágenes en el marco de la ópera en las que muestras de erotismo cutre acaban mezclándose con el dolor de un parto terrible, la joven María –enfermera de origen sueco que trabaja en hospital en el que ha fallecido la parturienta- visita a la familia de la chica para pedirles que se personen en el centro médico porque las causas de la muerte no están claras. Mientras, aparece en su Lincoln Continental del 62 un oscuro comercial llamado Lothar, un charlatán que vende desde filtros de aire a pulseras magnéticas o lámparas de infrarrojos y que pretende engañar al matrimonio antes de tener que salir huyendo del lugar. Lothar inicia una relación sexual con María y la convence para que le pase los datos de las familias con pacientes graves para, en esos momentos en los que sus defensas ante el engaño están bajo mínimos, colocarles cualquier utensilio de los que vende. María no tardará en arrepentirse, tanto del acuerdo al que llegó con Lothar como de la relación que inició con él ya que el impresentable es un mujeriego que se dedica a embarazar a sus jóvenes conquistas. Eso incluye a una amiga de María, quien convence a un cirujano del hospital para que le practique un aborto cuando descubre que a las mujeres que el cerdo de Lothar preña les acaba explotando el vientre después de sufrir dolorosas pérdidas de sangre por el ombligo. Pero, ¿es real todo eso o se trata de algún tipo de alucinación? 


Lo dicho piltrafillas, Babylon - Im Bett mit dem Teufel es muy rara, complicada de seguir y tiene algunos rasgos de humor grueso de bastante mal gusto, como cuando Lothar le dice a una potencial compradora que el aparato que pretende venderle está especialmente adaptado para niños, discapacitados y... mujeres., o cuando María sorprende de noche en una sala de espera del hospital a una paciente ciega masturbándose excitada por jadeos masculinos en un televisor... en el que se emite un partido de tenis. En resumen, que no sé si se trata de una cinta malísima, o una obra de culto, pero sinceramente solo puedo recomendarla a verdaderos enfermos coleccionistas de cine friki. Los seguidores normales de este blog -¿hay alguno?-, ni os acerquéis.

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