Dracula, the dirty old man

Piltrafillas, comienzo mis reseñas de hoy con una cinta cutre, casposa y bizarra, es decir, un clásico del cine friki que dudo que alguien que no sea consumidor de todo tipo de películas infumables –como este que escribe- conozca remotamente. Fechada en 1969, escrita, producida y dirigida por un tal William Edwards, os presento Dracula, the dirty old man que nos cuenta la historia de un conde drácula dormido en una mina en medio de un paraje montañoso y desértico de los Estados Unidos, que ronca y que en lugar de morder en el cuello a sus víctimas femeninas lo hace en el pecho. El conde entra en contacto con un periodista llamado Mike Waters haciéndose llamar Alucard, que no es otra cosa que Drácula escrito al reves, un recurso que ya utilizó el mexicano Juan López Moctezuma en su Alucarda, hija de las tinieblas, otra de las cintas que han pasado por este blog. Pues bien, tras hipnotizar al reportero, lo convierte en Irving Jackalman, un hombre chacal que secuestra a jóvenes vírgenes para satisfacer su sed de sangre y sexo. Sin embargo, tras servir a su amo diligentemente, llega un día en el que la chica a secuestrar es la novia de Mike y su alter ego chacal se rebela contra el conde. 

Amiguitos, si os gusta el cine de vámpiros con pinceladas eróticas y calidad infame, esta Dracula, the dirty old man se convertirá en una de vuestras preferidas. Un guión estúpido, un sonido tan malo que fue borrado y doblado búrdamente en estudio, detalles como que la secretaria de Waters trabaje con sombrero, efectos visuales como cuando el conde adquiere la forma de murciélago, el pésimo disfraz de chacal, la musiquilla de todo el metraje... en fin, un despropósito de mínimo presupuesto cuyo único fin es mostrarnos a varias jóvenes desnudas y a un par de escenas torridas para la época. Así pues, se trata de una más que recomendable película para ver con amigotes y atiborrarse de gintonics en el sofá de casa antes de buscar otra parecida y seguir disfrutando de la tarde de un sábado de agosto al amparo del aire acondicionado mientras esposas e hijos se han ido a pasar la tarde a un centro comercial.