La segunda cinta de hoy es la italiana Violencia carnal, también conocida como Torso y un poco menos por su título original de I corpi presentano trace di violenza carnale. Lo que este giallo de 1973 nos cuenta es la historia de un grupo de estudiantes de arte de Perugia que se ven envueltas en una orgía de sangre. Tenemos a Jane, una estudiante norteamericana interesada en el profesor que les habla de Il Perugino, su amiga Daniela y Steffano, el macarrilla violento que la pretende sin éxito, más dos amigos de este –unos jóvenes garrulillos con exceso de testosterona- que junto a Carol –otra compañera- frecuentan una especie de comuna hippie en la que los jóvenes bailan, fuman marihuana y practican sexo. También aparece un misterioso doctor, un vendedor ambulante y el tío de Daniela, con el que vive esta. Cuando Flo –otra de las amigas- es asesinada junto a su novio por un psicópata con pasamontañas que antes de apuñalarla la estrangula con una bufanda roja y pocos días después hace lo mismo con la tal Carol, Daniela invita a Jane y a dos amigas más a su mansión de las montañas a pasar el fin de semana, aterrada por quedarse sóla ya que su tío debe ausentarse. Pero como es natural, la reunión de jóvenes estudiantes amedrentadas en una casa solitaria no hace más que atraer las ansias de sangre del asesino.
Piltrafillas, estamos ante un giallo típico en el que se mezcla sexo y muerte, escenas que bien podrían pertenecer a cualquier filme clasificado S de la época e imágenes perturbadoras –efectos de maquillaje patéticos, eso sí- de sangre, ojos hundidos y carne lacerada. Esta obra de Sergio Martino comienza con unos títulos de crédito a ritmo de música de saxofón en una escena que parece transcurrir en una sesión de fotos en la que dos mujeres y un hombre disfrutan de los placeres del sexo. En realidad no se ve nada –excepto un par de pechos al principio-, ya que el realizador alterna los primeros planos del objetivo de una cámara fotográfica con los cuerpos desdibujados de los amantes. Sin embargo, esa manera de iniciar la película ya nos da una idea del tono sensual que nos va a acompañar durante todo el metraje. Un detalle muy bueno -que en un primer momento aparece como simple alegoría sexual pero que conforme avanza la cinta sabemos que tiene mucha relación con el argumento-, es mostrarnos como los dedos del hombre penetran las cuencas vacías de la cabeza de una muñeca ciega y decapitada que oculta el pubis de una de las mujeres. En fin amiguitos, una hora y media de intriga sangrienta –no demasiado, la verdad- típicamente italiana en la que asesino, víctimas, personajes con algo que ocultar, palurdos pueblerinos estereotipados y policías casi inexistentes van representando su papel en un juego de pistas engañosas salpicado de tetas y sangre –reitero lo de que los efectos visuales y de maquillaje son de aficionados- que desemboca en un final -previsible desde los primeros cinco minutos de película- en el que se nos cuenta la razón de los actos del asesino. Aún así, Violencia carnal es una obra que conviene situar en su tiempo y que sin ser notable cumple como divertimento palomitero sin demasiadas pretensiones que resulta simpático por lo supuestamente primerizo que aparenta ser. Sin embargo, Martino ya había rodado dos años antes su Lo strano vizio della signora Wardh –de la que también os he hablado en este blog- y que en mi opinión era muy superior a esta que hoy os presento.
1 comentario:
Sa man puesto los pelicos de punta...
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