La reseña de hoy es para la italiana Manhattan Baby de Lucio Fulci. Siendo amable, os diré que es bastante malilla por no decir que estamos ante un buen montón de guano. Lo primero que chirría es el título, que no tiene nada que ver con el argumento de la película y que se parece demasiado sospechosamente a Rosemary’s Baby. Vamos, que de sospecha nada, la referencia es obvia, más aún cuando el profesor especialista en ocultismo de la de Fulci se llama Adrian Marcato, que es el verdadero nombre de Roman Castevet en la cinta de Polanski.
Así pues, con un reparto encabezado por Christopher Connelly –el típico reclamo para darle una pátina internacional a este subproducto– y completado por Laura Lenzi, Brigitta Boccoli, Cinzia De Ponti y Giovanni Frezza, la historia da comienzo en El Cairo, donde están el Doctor Hacker –un reconocido egiptólogo– , su esposa –fotógrafa en un periódico– y la hija de ambos, Susie, a quien una extraña mujer ciega le da un amuleto. En una de sus visitas a una cámara mortuoria sobre la que pesa una maldición, el arqueólogo sufre los efectos de la radiación de una extraña luz azul sobre sus ojos, lo que provoca que pierda la visión y deba regresar a Nueva York con su familia. Una vez en casa, poco a poco va recuperándose mientras en la habitación de su hija ocurren cosas extrañas.
Y es que al parecer, el amuleto ha provocado de alguna manera que se establezca una puerta espacio temporal por la que Susie transita de su hogar en Manhattan a los parajes a orillas del Nilo. En fin, una película bastante pobre tanto en argumento como en los apartados técnico e interpretativo que, pese a todo, resulta levemente entretenida y salvable de la quema gracias a la voluntad de Fulci –absolutamente fallida– de crear una obra de alto nivel. Típico exponente de lo que podía haber sido y se quedó en el camino. Para pasar el rato y olvidar.
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