Bueeeeeeno, ¡por fin! Admirador declarado de la estupenda Scarlett Johnasson, imaginaos el mazazo que supuso asistir a su muerte cinematográfica como Natasha Romanoff en Avengers: Endgame (ver). Tan solo me quedaba soñar con la anunciada película con ella de protagonista como viuda negra... lo que se ha hecho esperar. Y es que por culpa de la pandemia de COVID19, su estreno se retrasó hasta tres veces desde la fecha original anunciada para mayo de 2020. Finalmente, con Black Widow se estrena oficialmente le fase 4 del MCU que supone la despedida de Johansson de Marvel después de una década. Una pena. Sin embargo, el resultado es excepcional. Black Widow es un peliculón. Y eso que cuando vi que la dirección de la cinta iba a correr a cargo de una tal Cate Shortlend, pensé que era raro escoger a una desconocida para un proyecto como este. La realidad es que la realizadora australiana era desconocida para mi –y supongo que para la mayoría de los espectadores y seguidores de la saga– pero una profesional premiada y respetada internacionalmente.
Pues ayer asistí al preestreno de esta delicia y no puedo estar más contento. Protagonizada por Scarlett junto a Florence Pugh, David Harbour, Ray Winstone y Rachel Weisz y ambientada tras Capitán América:Civil War, Black Widow nos muestra a una Natasha que vive escondida y que tendrá que tomar contacto con sus orígenes para ayudar a su hermana a liberar a las asesinas llamadas Viudas Negras del yugo del General Dreykov, un ser despreciable y sin escrúpulos que es responsable de un proyecto cuyos tentáculos abarcan el mundo entero y al que Natasha creyó haber matado en el pasado.
Como os he dicho al principio, la espera ha valido la pena. Y pese a la tristeza que le queda a uno al finalizar la película al saber que nunca más verá a Scarlett Johansson enfundada en sus traje de vengadora, lo cierto es que Black Widow es tremendamente entretenida y muy recomendable. Acción sin freno, intensidad en las relaciones humanas y un guión redondo. Eso sí, quien espere una película de superhéroes, superpoderes y amenazas titánicas de seres de otros mundos lo tiene claro. Nos encontramos más ante una frenética película de espías a lo Jason Bourne con destellos jamesbondianos –homenaje incluido a la saga en una de las escenas–, llena de humor, emoción, incluso autoparodia y una Florence Pugh que se come a Johansson en casi toda la película, con permiso de un David Harbour que también está inmenso. Directora, protagonistas principales y secundarias... todas ellas mujeres abanderando el empoderamiento en un cine habitualmente masculino, con un resultado infinitamente más redondo y convincente que la decepción que supuso WW84, otra cinta (ver) que pretendía seguir la misma senda. En resumen: corred a verla, piltrafillas. Ha sido un placer Scar... perdón, Natasha.
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