Amigos del vinilo, metidos ya en plena canícula –cómo me gusta utilizar palabras raras y eso que soy de ciencias– voy a dedicar mi entrada de hoy al debut del grupo de Doro Pesch. Porque sí, aunque evidentemente Warlock nació como banda y la la diminuta vocalista de Düsseldorf era principalmente su frontwoman, lo cierto es que su carisma y su fuerza –además de su continuidad en el tiempo al frente del proyecto– la acabaron convirtiendo su parte más visible e identificable. De hecho, Doro ha construido su carrera con esos cimientos y el recuerdo de sus compañeros se ha ido difuminando entre la bruma del tiempo. Total, que tras pasar por numerosas bandas underground, el batería Michael Eurich, el bajista Frank Rittel, los guitarristas Peter Szigeti y Rudy Graf y la pequeña Dorothee –que por entonces contaba 18 años– fundan oficialmente Warlock y consiguen su primer contrato con el sello Mausoleum, que pone en las tiendas este seminal Burning the witches que hoy os vengo a comentar con mi copia de la primera edición belga del disco.
Producido por Axel Thubeauville en el Studio Klangwerkstatt de Düsseldorf y con portada de Patrick Meeze según diseño de Nico Chiriatti, el track list del álbum era:
A
Signs of Satan
After the bomb
Dark fade
Homicide rocker
Without you
B
Metal racer
Burning the witches
Hateful guy
Holding me
La primera canción del disco es Signs of Satan, un trallazo con velocidad y
una Doro mostrándose como una gran vocalista. Es una estupenda presentación
para esta joven banda que como segunda píldora de este primer frasco sónico
nos traen After the bomb, otro buen ejemplo de heavy metal ochentero con
fuerza guitarrera, donde encuentro reminiscencias a Accept y al nuevo Ozzy
Osbourne, con una interpretación vocal más comedida que en el anterior tema
pero con un solo enérgico y resultón. Dark fade sigue la misma tónica de
guitarras rápidas y afiladas, recordándome en esta ocasión a los Mercyful Fate. Pocas diferencias tiene Homicide rocker aunque añaden algunos coros
que le dan una pátina algo distinta a los temas anteriores, mucho más
directos y espídicos. Tiene un buen trabajo de guitarras. Y Without you
despide la cara con una balada que con los años también se convertiría en
marca de la casa, con una Doro que demuestra que puede cantar temas rápidos
y metaleros a la vez que emocionar con temas más delicados, aunque sin
perder la intensidad.
Con Metal racer volvemos al heavy espídico, con un tema pegadizo aunque algo repetitivo en el que destaca sobre todo lo demás la voz de Doro hasta que llega Burning the witches, el tema estrella y el que da título al disco, que sigue sonando a esa mezcla de sonido NWOBHM y Accept que planea por todo el álbum, con un estupendo trabajo de guitarras, ritmo machacón y una Doro entregadísima en transmitirnos su energía. Sin ofrecernos descanso, llega Hateful guy, otro tema espídico y aplastante. Y con Holding me, con una melodía que me recuerda el Neon nights de Accept y baja un pelín la velocidad sin quitar fuerza a las voces, finaliza un disco que en mi opinión es bastante monolítico en la producción en cuanto a sonido lo que por un lado aporta cohesión y uniformidad estilística pero por otro le resta frescura.
Si no los habéis escuchado nunca, no es este evidentemente el mejor disco
de la banda para una primera toma de contacto –pese a ser más que digno y
muy recomendable– pero supuso su confirmación para salir del circuito de clubs, propició un posterior contrato con Phonogram que les lanzaría
internacionalmente –ya os hablé aquí de su primer álbum con el sello– y fue
la primera piedra para Doro Pesch en la construcción de una carrera que con
algunos altibajos aún hoy está en marcha.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
Entrada publicada simultáneamente en ffvinilo.blogspot.com
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