domingo, 29 de marzo de 2020

Richard Jewell (2019)


La película que os comentaré y recomendaré hoy es la aún reciente Richard Jewell, dirigida y coproducida –junto a Leonardo DiCaprio entre muchos otros– por el gran Clint Eastwood. Con guión de Billy Ray basado en un artículo de Marie Brenner para Variety y el libro The suspect, de Kent Alexander y Kevin Salwen, la historia que nos cuenta adaptando libremente la realidad, es la de Richard Jewell, un guardia de seguridad que durante los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996 descubrió una mochila con explosivos en un parque en el que se estaba celebrando un concierto con suficiente tiempo para evacuar la zona antes de que estallara el artefacto, contribuyendo con su actuación a que el número de víctimas fuese muy inferior al que se buscaba. Sin embargo, aspectos de la vida privada de Jewell y su apariencia física provocaron que el FBI y la prensa lo presentasen como sospechoso de ser el autor del atentado. Protagonizada por Sam Rockwell, Kathy Bates, Jon Hamm, Olivia Wilde y un estupendo Paul Walter Hauser que guarda enorme parecido con el verdadero Jewell, cuenta las dificultades con las que se encuentra un norteamericano normal y corriente cuando se comporta como un héroe y eso le convierte en sospechoso ante una sociedad que parece necesitada de valientes pero que, tras la alegría inicial, parece que no tolere su existencia. 


El tema no es nada nuevo para el realizador, Eastwood ya lo ha tocado en otros títulos como Sully o American sniper –por cierto, vista aquí– convertidos en retratos de la mezquindad humana, con gente capaz de acusar y acosar a quienes han tomado la iniciativa ante problemas frente a los que la mayoría saldría corriendo o se inhibiría. Y si eso ya le ha hecho acreedor de críticas, esta vez Eastwood tampoco se ha librado de ellas –aunque no le importe lo más mínimo– al ser acusado de machista por presentar a la reportera que consiguió la exclusiva de la consideración de Jewell como único sospechoso del atentado a cambio de sexo. Acusación real o licencia, en la actualidad, tanto el agente del FBI que llevó el caso, como la mencionada periodista, así como el mismísimo Jewell ya han fallecido, por lo que nadie puede dar su versión de los hechos. Sin embargo, la película es estupenda y –si nos alejamos de la parte de ella basada en la realidad– un certero retrato de una prensa ávida de exclusivas que no tiene reparos en escarbar en detalles escabrosos, unas autoridades que en ocasiones construyen un caso al revés de como debería ser y una sociedad que es capaz de ensalzar y de poner en la picota a sus héroes con la misma rapidez.

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