Desde muy jovencito, Fleetwood Mac llamaron mi atención. Bueno, llamó mi atención ese temazo titulado Gypsy. Luego escuché el Rumours, que es muy superior al Mirage... y con el tiempo descubrí que lo que a mi me gustaba no eran los Fleetwood Mac, que también. Lo que me tenía enamorado realmente era la voz de Stevie Nicks. De esta me compré The wild heart –lo escuché tantísimo que acabó destrozado y dejó de estar en mi colección– y más tarde el recopilatorio Timespace. Pero antes cayó este Tango in the night, en el que una vez más encontramos a una soberbia Stevie y esa voz por la que siento debilidad. Es extraño que los Fleetwood Mac no hayan salido nunca en este blog hasta hoy, ni en su primera época bluesera con Peter Green y John McVie ni en la más popular con Lindsey Buckingham y Stevie Nicks en sus filas. Y también será extraño que el primer álbum de la banda que aparezca por este espacio no sea ni el mencionado Rumours ni cualquier otro de la discografía de la banda, sino el que quizás sea su obra más comercial, la última grabación con Buckingham que en realidad nació como álbum en solitario de este último y que la discográfica acabó lanzando como una obra grupal bajo el nombre de Fleetwood Mac, algo que ha pasado en numerosas ocasiones en el mundo de la música, como Tony Iommi o Dee Snider –por ejemplo– pueden atestiguar.
Así pues, con el line up más popular formado por Lindsey Buckingham a la guitarra, teclados, bajo y sintetizadores –así como productor del disco junto a Richard Dashut–, Stevie Nicks a las voces, Christine McVie a las voces, teclados y sintetizadores, John McVie al bajo y Mick Fleetwood a la batería y percusión, la banda –que por entonces estaba bastante dispersa y con sus miembros metidos en sus carreras paralelas– grabó la continuación de Mirage entre los Rumbo recorders studios de Canoga Park y el estudio casero que Buckingham tenía en su mansión de Bel Air. El proceso fue largo y tedioso, casi dos años en los que Stevie Nicks no apareció por el estudio más de dos semanas –además de estar girando con su propia banda tuvo que pasar por el Betty Ford Center– y Mick Fleetwood brilló por su ausencia. Pese a todo, al final consiguieron ofrecernos uno de sus discos comercialmente más exitosos.
Con una bonita portada de Brett-Livingstone Strong mostrando su obra acertadamente titutada Homage of Henri Rousseau, el track list final del álbum consistió en los siguientes temas:
A
Big love
Seven wonders
Everywhere
Caroline
Tango in the night
Mystified
B
Little lies
Family man
Welcome to the room... Sara
I
sn’t it midnight
When I see you again
You and I, Part II
El disco se inicia con Big love, con protagonismo absoluto de Buckingham y primer tema en el que queda clara la ausencia de Mick Fleetwood y el uso de batería programada. Resultón y poppy, aunque con unas guitarras afiladas. La cosa sube de nivel con Seven wonders, con Stevie a la voz. Un tema sublime desde el preciso momento en el que comienza. Everywhere es un tema de Christine McVie con mucha melodía y suaves teclados que no acaba de convencerme. Caroline es otra de las composiciones de Buckingham, un tema de reminiscencias arábigas sobreproducido y sin presencia de guitarras, con demasiados sintetizadores y efectos para mi gusto. Por lo menos lo arregla en la siguiente Tango in the night, que da título al álbum y que consta de una presencia mayor de guitarras. Junto a Seven wonders, es otra de las que salvaría de la cara A. Y cierra la cara otra cancioncilla melíflua y aburrida con Christine a la voz solista, muy indicada si se te ha acabado la dormidina.
La cara B nos vuelve a traer a Christine McVie pero esta vez en Little lies, un tema mucho más pegadizo y alegre –ojo a las voces de Nicks en los coros, que lo arreglan todo– que precede a Family man, otro tema de Buckingham con demasiados efectos y programación en el que –al menos esta vez– se salva la parte de guitarra. Y por fin llega al rescate la melosa Stevie con Welcome to the room... Sara, un tema basado en su experiencia en la Betty Ford (se cuenta que Sara es el nombre ficticio con el que ingresó). Aunque no sería de mis preferidas de la rubia vocalista, cuenta con su presencia, que ya lo vale todo. Lo sé, lo sé... pero ya os he dicho al principio que no soy objetivo. Para que veáis que por lo menos soy sincero, os diré que Isn’t it midnight tiene ritmillo y es pegadiza y también tiene un buen aporte guitarrero y aunque no es cosecha de Nicks, es otra de mis preferidas del disco. When I see you again es otro de los aportes de Stevie, con la colaboración vocal de Lindsey, una preciosa balada que una vez más parece encontrar inspiración a la relación que ambos mantuvieron en los 70. El punto final llega con una prescindible You and I, Part II.
En fin amigos, un disco de Fleetwood Mac que está muy por debajo de la mayoría de álbumes de su carrera aunque gozó de una aceptable calidad general. Aún así, no sería el que os recomendaría de la banda. Pero con veinte años escogí este en lugar de otro en la cubeta de la tienda de discos –hoy me llevaría el Rumours sin dudarlo– por lo que es el que debe protagonizar mi entrada en este blog. Así que dadle una oportunidad.
Y a modo de bonus, para los que no conozcáis la obra de Henri Rousseau, acompaño un par de imágenes que os harán comprender por qué la portada de este Tango in the night es todo un homenaje al pintor francés.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
Entrada publicada simultáneamente en ffvinilo.blogspot.com
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