domingo, 22 de julio de 2018

The Warriors (1979)


Amiguitos, hace unas semanas puse en Twitter una foto de esta película y un montón de personas se declararon fans de ella, por lo que casi me vi obligado a escribir esta reseña que hoy publico en el blog. Me refiero –claro está– a The Warriors, película de bajo presupuesto que con los años ha adquirido el grado de culto dirigida por Walter Hill –del que recientemente ya os comenté su última cinta hasta el momento aquí– a punto de entrar en los 80. Y es que Nueva York hace años que se ha convertido en un destino turístico a la altura de cualquier ciudad clásica europea, en la que muchos españoles realizan numerosas compras y toman fotografías de localizaciones icónicas que sólo habían conocido por el cine o la televisión. Sin embargo, los cinco barrios de esa inmensa urbe no fueron siempre un remanso de paz y a finales de los 70 e incluso en los 80 no era nada recomendable perderse por los rincones de una ciudad que resultaba bastante lúgubre y peligrosa. El desempleo, la alta tasa de criminalidad y la epidemia provocada por la irrupción del crack en las calles convirtieron a Nueva York en un peligroso agujero sin glamour. No sería hasta los años 90, con la llegada de David Dinkins primero y Rudolph Giuliani después que la ciudad se convertiría en una de las grandes ciudades de occidente, al nivel de París o Londres. Pues precisamente fue en ese entorno en el que Hill y el productor Larry Gordon presentaron a Paramount este proyecto basado en una novela del neoyorquino Sol Yurick. La película se rodó en poco tiempo y con poco dinero –algo que queda más que claro en el resultado final– pero fue un completo éxito de público y crítica, a pesar de algunos tiroteos con resultado de muerte que se produjeron la semana del estreno, lo que obligó a Paramount incluso a eliminar la promoción en prensa y radio de la película. 


Protagonizada por Michael Beck, David Harris o James Remar entre muchos otros, el argumento nos cuenta como Cyrus, el líder de la banda más importante de Nueva York, convoca una reunión sin armas en el Bronx de nueve integrantes de cada una de las pandillas de la ciudad. Milagrosamente, miles de miembros de bandas rivales se sientan juntos y en armonía a escuchar sus palabras. Pero no es que Cyrus sea una especie de Martin Luther King que persiga la paz social, sino que pretende una macroalianza con el objetivo de que las decenas de miles de pandilleros que superan a los efectivos de la policía puedan tomar el control de Nueva York. Sin embargo, todo se tuerce cuando alguien dispara a Cyrus y acusa a los Warriors de haberlo hecho. A partir de ese momento, la banda tendrá que regresar a Coney Island cruzando Nueva York de norte a sur –casi hora y media en metro– evitando tanto a la policía como al resto de bandas que quieren impartir justicia. Piltrafillas, no os engañaré y si no sois de los que consideramos a The Warriors una película excepcional –atención, que sea un clásico no significa que sea una obra cumbre del séptimo arte– os diré que ni tiene demasiada acción, ni violencia, ni un buen guión, ni buenas interpretaciones... Por no tener no tiene ni escenas de desnudos, ni sangre. Vamos, que ni por asomo parece una película recomendable. Pero pese a todo, cuenta con legiones de seguidores que a fecha de hoy seguimos sonriendo al recordar esas escenas. Así pues, aquí os traigo otro de esos títulos míticos que, si no lo habéis hecho, tenéis que ver al menos una vez en la vida. Aun así, yo soy más de Escape from New York.

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