domingo, 4 de septiembre de 2016

Hellhole


Hoy os voy a hablar de Hellhole, una película de 1985 –en los tiempos del VHS– dirigida por Pierre De Moro y protagonizada por Judy Landers, típica rubia choni ochentera con nulo talento interpretativo y cara de no saber hacer la O con un canuto que un par de años atrás había aparecido en la revista Playboy, una actriz que –pese a ello o quizás por esa misma razón– tuvo una prolífica carrera en conocidísimas series de televisión y cine de serie Z y acabó casándose con un lanzador de los Dodgers. Todo ello muy USA style. Total, que en esta cinta tenemos a una mujer y a Susan, su joven hija, que son atacadas una noche por un asesino llamado Silk que quiere unos documentos que posee la mujer y son altamente incriminadores para sus jefes. Pero el tal Silk acaba matando a la mujer y dejando malherida a Susan, que se queda amnésica. Con el fin de que vaya recuperando la memoria y averiguar el lugar en el que se esconden los documentos, los hombres que han contratado a Silk internan en una institución mental a Susan, un hospital psiquiátrico con una zona común que más parece un patio de colegio para repetidoras con tendencias violentas en el que no faltan las peleas. En ese entorno existe un lugar en el que son confinadas las alborotadoras, un agujero al que las enfermas temen y llaman hellhole, un terrorífico sitio que dicen que mata en vida a las que tienen la desgracia de ser encerradas allí. El centro está regentado por la Dra. Fletcher, una desequilibrada que experimenta en sus pacientes lobotomías químicas con drogas horrorosas en un apartado secreto del hospital conocido como –en efecto– el agujero del infierno. Por si eso fuera poco, la doctora también se vale de las enfermas como esclavas sexuales. Ese es el oscuro lugar en el que Susan reside. Pero la chica no está sola. Aunque Silk la vigila de cerca, un auxiliar clínico llamado Ron la toma bajo su protección. En realidad se trata de un investigador contratado por el tribunal de examinadores médicos, preocupado por los rumores de prácticas abusivas e ilegales en esa institución. 


Amiguitos, si os gusta la sexploitation, Hellhole es un clásico que no os debéis perder bajo ningún concepto. Escenas lésbicas, desnudos femeninos gratuitos, peleas de mujeres en las duchas... los típicos elementos del subgénero women in prison, aquí hábil y originalmente trasladados a un frenopático. El argumento no es nada del otro mundo y la verdad es que el trabajo de la protagonista es infame, creedme, pero merece ser destacada la labor de Ray Sharkey y la altísima Mary Woronov, protagonista en numerosas películas entre las que destaca otro título mítico, la imperdible Death race 2000 de la que, por cierto, ya os hablé aquí. Los amantes de la serie B también agradeceréis encontraros con Edy Williams –la segunda esposa de Russ Meyer tras su divorcio de Eve– interpretando a Vera, una paciente que mantiene relaciones con Silk y le hace de espía, y una breve aparición de Dyanne Thorne, conocida sobre todo por ser la protagonista de la trilogía de Ilsa, así como de la falsa cuarta cinta de la saga, una Greta a la que dirigió Jesús Franco y de la que también os hablé aquí. Completa la aparición de caras conocidas el carismático Robert Z’Dar, actor de siniestra imagen fallecido el año pasado, protagonista de las tres películas de la serie Maniac cop y de más de cien títulos en el cine y la televisión, siempre haciendo de villano. Vamos, que Hellhole es todo un caramelito para frikis. Además, está bien rodada y la acción desemboca en un final con ritmo que mantiene bien la tensión. En definitiva, piltrafillas, que os recomiendo su visión. 


Como bonus, un retrato de Judy Landers, una actriz sexy sin ser una belleza –su hermana, por ejemplo, me parecía más guapa– que se hartó de aparecer en series de televisión, desde el Equipo A y Vacaciones en el mar a La ley de Los Angeles o El coche fantástico entre otras.

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