Regreso a este blog con Bronz, otra de esas bandas ochenteras de las que hoy en día poca gente ha oído hablar y ya no os digo escuchar alguno de sus álbumes, grupos que aparecieron en el panorama musical en un momento inmejorable pero que –por falta de promoción, talento o por culpa de la competencia de aquellos días– no llegaron al estrellato. No obstante, debo deciros que –como cantaba nuestro Miguel Ríos– los viejos rockeros nunca mueren y aunque parezca mentira, tras más de una decena de cambios de formación, una versión del grupo aún subsiste. Sea como sea, el único álbum que me interesa presentaros es este Taken by storm, una muestra del hard rock melódico facilón y alegre que se hacía a mediados de los 80, en esta ocasión a cargo de una banda volátil como pocas a la hora de cambiar de line up.
Fundados por Chris Goulstone en Box, que en 1976 era un pequeño pueblecito del condado de Wiltshire, durante sus primeros años de existencia pasaron diversos músicos por el grupo –siempre en el formato de trío– hasta que en 1983, habiéndose labrado una reputación como banda de apoyo para Anvil, Diamond Head o Angel Witch en sus conciertos en el Marquee de Londres, consiguen un contrato con Bronze records. Por aquel entonces, el grupo lo formaban Goulstone a la guitarra y teclados, Shaun Kirkpatrick a la guitarra y coros, Paul Webb al bajo y voces y Carl Matthews a la batería, que se metieron en los Roundhouse recording studios con Ritchie Cordell y Glen Kolotkin a la producción –que más tarde recaería en Mark Dearnly tras un breve paso por los controles de los hermanos Richard y Gerry Bron– añadiendo a Max Bacon al line up como nuevo vocalista.
Con portada de Chris Hahner, el track list de este Taken by storm fue:
A
Send down an angel
Heat of the night
The cold truth
Night runner
Taken by storm
B
Don’t ever wanna lose ya
Sweet lady
Harder than diamond
Tiger
Loneliness is mine
La entrada de Send down an angel recuerda –salvando las distancias– al Baba O’Riley de The Who en versión mercadillo, comenzando con un piano en solitario y entrando el riff de tres notas a la guitarra. Conforme avanza el tema, vemos que –además de unos coros a lo Stryper– este está basado por completo en esas líneas de piano y el riff mencionado. Si os tengo que ser sincero, no entiendo en absoluto que este fuese el single escogido para presentar el disco. Por suerte, comienza Heat of the night, un hard rock mucho más presentable en el que, como en el resto del álbum, destaca la voz de Bacon. En resumen, un sonido muy ochentero, unos teclados y una guitarra más inspirados que en el inicio de este Taken by storm y un solo más trabajado que –en mi caso al menos– da ganas de seguir escuchando el resto de canciones, algo que no conseguía el single, del que incluso se rodó un vídeoclip. Con The cold truth regresamos a sonidos reconocibles y diversos pasajes de la canción me evocan el Break it up de Foreigner. Si me olvido de eso, es otra de las destacables del álbum. Night runner sigue la misma onda de hard rock melódico aceptablemente ejecutado con predominio de la voz de Max Bacon dando forma a un tema radiable y facilón. Pone fin a la primera cara el tema título Taken by storm, que es más de lo mismo.
Con Don’t ever wanna lose ya descubrimos que Paul Webb tiene un registro menos agudo que el de Bacon pero también posee una bonita voz que convierte a esta pieza melódica en otra de las recomendables del disco. Sweet lady también entraría en el saco de las destacables, en este caso recordándome –mucho– a Will you be home tonight de los Alcatrazz de Graham Bonnet. Harder than diamond es hard rock melódico del bueno y sin duda el tema que yo hubiese convertido en single. Por contra, Tiger –la cara B del mismo– es de lo más anodino. El disco finaliza con otro tema cantado por Webb, la rapidita Loneliness is mine, una sorpresa dado el tono general del disco y otra de las que os recomiendo.
En resumen, que Taken by storm no es ninguna obra maestra, pero tampoco es de esos vinilos que uno desconoce al poco de comprar cual es la razón por la que no lo ha tirado a la basura. Entretenido, de calidad aceptable, pero sin ese plus de genialidad u originalidad que le otorgue alguna característica diferencial que le haga brillar sobre la ingente cantidad de álbumes que ese mismo año se editaron. Y eso, a mediados de los ochenta –sobre todo si uno provenía de la Inglaterra profunda en lugar de cualquier agujero infecto del Sunset Boulevard–, era la muerte.
En fin amigos, que os acompaño una selección para los que queráis entrar en contacto con esta banda, en concreto Heat of the night, The cold truth, Don’t ever wanna lose ya, Harder than diamond –mi preferida– y Loneliness is mine.
Y eso es todo por hoy. Taken by storm proporcionó a Bronz la oportunidad de telonear a Ratt –su mayor éxito profesional antes de ver como Max Bacon abandonaba a la formación para unirse a los GTR de Steve Howe y Steve Hackett– y fue el preámbulo a una de esas historias típicas en las que un grupo graba un álbum y este se queda en un cajón de la discográfica más de veinte años, que es lo que pasó con Carried by storm, que grabó un año después una versión de la banda montada por Shaun Kirpatrick con nuevos músicos que nada tenían que ver con la formación original. Por cierto, que el pobre Shaun falleció hace un par de años víctima de un ataque al corazón.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
Entrada publicada simultáneamente en ffvinilo.blogspot.com
2 comentarios:
No los conocia.......y suenan muy bien. me gusta este tipo de bandas de los 80...que combinan fuerza con meodias casi aor.
Un saludo
Los 80.... ay, qué tiempos!
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