De regreso a mi cita cinematográfica semanal tras el paréntesis de mi viaje a Roma, os quiero hablar hoy de Una piscina sin agua, un poco habitual pinku eiga de principios de los 80 dirigido por Kôji Wakamatsu que se inicia con la voz en off de una joven explicando a la Policía que mientras dormía ha tenido la extraña sensación de que alguien la violaba y al despertar –pese a no encontrar pruebas fisiológicas ni en ella ni en su cama–, tenía un desagradable dolor de cabeza. Tras los títulos de crédito, vemos como un par de delincuentes intenta violar a una joven pero un hombre de mediana edad sale en su defensa. Se trata del protagonista de la historia, un funcionario frustrado, casado y con dos hijos que trabaja en el Metro de Tokyo validando los billetes de los usuarios, vamos, un perdedor. Más tarde, mientras está en uno de esos bares llenos de insatisfechos que ahogan su infelicidad en alcohol, recibe un puñetazo por defender a un borracho de un gángster.
El tipo es todo un desgraciado que provoca lástima en su autocompasión... hasta que se obsesiona con una camarera y se dedica a perseguirla para espiarla por la noche, esperar a que se duerma, esparcir cloroformo en su habitación y tener sexo con ella mientras está inconsciente. Eso sí, el gentil degenerado le prepara el desayuno para cuando despierte. Todo eso, mientras mantiene una relación de amistad con la joven a la que salvó de ser violada tiempo atrás. Poco a poco, el alienado funcionario va ampliando el abanico de objetivos y –además de violar a otras mujeres– comienza a tomar Polaroids de las mismas mientras duermen, asumiendo cada vez más riesgos a la vez que su cuerpo y su mente se transforman. Estupendas interpretaciones y una conseguida atmósfera me obligan a recomendaros esta nueva muestra de softcore friki nipón en la que, sin embargo, aún no he conseguido entender qué especie de simbolismo rebuscado tiene la piscina del título y varias escenas en las que esta aparece.
Bonus: la joven a la que el protagonista salva de la violación, la interpreta Mitsuyo Nemoto, actriz y cantante más conocida por el nombre artístico de Mie que en los años 70 formó parte del dúo pop Pink Lady.
Años después, Mie formaría parte de los Animetal en el rol de Animetal Lady, en clara referencia a su anterior grupo. Para aquellos que no tengáis ni idea, os diré que Animetal es una banda formada en los años 90 por Eizo Sakamoto –vocalista de Anthem– con la voluntad de unir heavy metal con anime. Sin embargo, como muchas de esas series –sobre todo las infantiles o las enfocadas a público femenino– tienen canciones interpretadas por mujeres, el grupo añadió a Mie a su line up. Os adjunto un clip con el tema de Sailor Moon en versión Animetal, cantado por Mitsuyo Nemoto aka Animetal Lady. La verdad, piltrafillas, es que me ha quedado una entrada de lo más friki.
Sólo soy un piltrafilla que, poniendo de manifiesto un grave problema de egomanía, me permito opinar de todo cuanto se me pasa por la cabeza sin asumir que a) Lo que escribo no le interesa a nadie más que a mi mismo, y b) En general, no poseo los conocimientos necesarios para discernir sobre los temas que trato. Sin embargo, aquí está mi obra. Consultándola, los amantes del ARTE en cualquiera de sus manifestaciones estaréis de enhorabuena. Así, si mis elucubraciones no os interesan lo más mínimo, al menos podréis explayaros con las imágenes.
Pintura, fotografía, ilustración, coches, cine, música, humor... bienvenidos a la comunidad!
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