miércoles, 18 de febrero de 2015

Brujeria – Raza odiada (1995)


Amigos, a principios de los 90 comencé a tener noticia de estos Brujeria. Si os soy sincero, nunca había oído nada de ellos ni tenía especial curiosidad por hacerlo, aunque la portada de su opera prima –una fotografía real de una cabeza decapitada que más tarde recibió el apodo de Coco Loco y se convirtió en la mascota del grupo– me había llamado la atención. Poco a poco fui leyendo más sobre ellos y así me fui enterando de su negativa a mostrar sus verdaderas personalidades, y de los rumores que hablaban de que Dino Cazares de Fear Factory o Billy Gould de Faith No More estaban involucrados. Nunca me habían interesado Fear Factory –siguen sin hacerlo, no creáis– pero era un gran fan de los FNM, así que finalmente me decidí por escuchar algo de esta banda que mezclaba satanismo y mexicanismo. Hoy día me hubiese plantado en YouTube y me hubiese dedicado a escuchar tema tras tema hasta hacerme una idea de si su propuesta musical era de mi agrado o no. Pero en la era preinternet, allá en las postrimerías del siglo pasado, la única manera de descubrir grupos alejados del mainstream era escuchando algunas emisoras de radio piratas o independientes, leyendo las críticas de revistas especializadas y arriesgarse adquiriendo directamente el cedé o el vinilo en las tiendas. Y así fue como me hice con Raza odiada


Raza odiada es el segundo álbum de Brujeria, con letras en español que hablan de inmigración, satanismo o a favor de la revolución popular iniciada en Chiapas por el EZLN cuya cabeza visible ante los medios era el subcomandante Marcos, a quien la banda colocó en la portada del cedé. El line up de este álbum estaba formado por Juan Brujo a las voces (el californiano John Lepe), su amigo del instituto Fantasma al bajo y coros (Pat Hoed), Asesino a la guitarra y bajo (Dino Cazares, de Fear Factory), Güero sin fe al bajo y guitarra (Billy Gould, de Faith No More), Hongo a la guitarra, bajo y batería (el británico Shane Embury, de Napalm Death), Greñudo a la batería (Raymond Herrera, de Fear Factory), Pinche Peach a los coros, chillidos y samples y la colaboración de JR Hozicon, (que no era otro sino el mítico ex-líder de los Dead Kennedys, Jello Biafra). 

Editado por Roadrunner records y producido por Asesino, el cedé contiene los siguientes temas: 

Raza odiada (Pito Wilson) 
Colas de rata 
Hechando chingasos (Greñudos locos II) 
La Migra (Cruza la frontera II) 
Revolución 
Consejos narcos 
Almas de venta 
La ley de plomo 
Los tengo colgando (Chingo de mecos II) 
Sesos humanos (Sacrificio IV) 
Primer meco 
El Patrón 
Hermanos Menéndez 
Padre nuestro 
Ritmos satánicos 


Raza odiada es una de mis preferidas y está dedicada a Pete Wilson, que fue gobernador de California y autor de la Proposición 187 que abogaba por la supresión del derecho a la educación y sanidad públicas para los inmigrantes ilegales. Pese a que la ley fue aprobada en referéndum, posteriormente fue declarada inconstitucional. En este tema, Jello Biafra pone la voz de Pito –el apodo que con sorna le dedican los Brujeria– Wilson. Colas de rata es muy buena y de las más crossover del disco, una mezcla estupenda de punk, hardcore, grindcore y speed metal. Hechando chingasos –así, con el garrafal error de ortografía– es quizás la que más me gusta de todo el álbum, un temazo superthrash. Otra de mis preferidas es La Migra. Revolución es otra de las canciones recomendables del cedé, un thrash burro y bestia que precede a Consejos narcos, un tema lleno de riffs pesados y repetitivos y todo un manual del buen narcotraficante. Almas en venta no me llama demasiado la atención. 


De La ley de plomo se hizo un vídeoclip que en la MTV tuvo cierta repercusión y se trata de una canción bastante simple, repetitiva en riff y estribillo que, si os soy sincero, no hubiese escogido como single. La segunda parte del álbum la encuentro claramente inferior a la primera. Así, aunque Los tengo colgando es un aceptable tema de speed metal con batería ametrallante –puro grindcore, amigos–, canciones como Sesos humanos, Hermanos Menéndez o Padre nuestro no me parecen especialmente excitantes, más bien una repetición de esquemas de lo que ya hemos escuchado. A lo mejor es que no tenía el día receptivo a la hora de valorarlas, quién sabe. Por otro lado, Primer meco es un tema breve con un estupendo riff y una letra que a buen seguro provocó algún ictus entre los miembros del PMRC, si es que alguno entendió la letra en su momento. Se salva también El Patrón, dedicada al célebre narcotraficante colombiano Pablo Escobar Gaviria, y la final Ritmos satánicos, un riff mastodóntico de bajo, guitarra –y una batería acompañando al margen– instrumental, un dignísimo fin de álbum que le deja a uno con la sensación de que le ha pasado una apisonadora por encima antes de escuchar esa arenga última, entre desquiciada, poética y satánica. 


En resumen, hombre o mujer, lobo o serpiente, joven o diablo... dedícale una escucha a Dino y sus amigos chicanos. 

¡Feliz fin de semana! 
© King Piltrafilla






Entrada publicada el pasado viernes en zeppelinrockon.com

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