domingo, 15 de junio de 2014

Wild gals of the naked west


Piltrafillas, regreso hoy al cine de Russ Meyer –uno de los realizadores de cabecera de este humilde blog- para hablaros de esta Wild gals of the naked west de 1962, una obra extraña, surreal y lisérgica que con una fotografía colorida y un montaje que destila humor y joie de vivre sirve de pretexto para que una vez más el realizador californiano nos ofrezca un buen número de imágenes de voluptuosas mujeres mostrándo alegremente sus tetas. La historia comienza con la voz en off de un anciano –sobre bonitas imágenes de verdes campos, cielos nubosos, riscos erosionados y escenas post batalla- contando los orígenes del oeste actual de los Estados Unidos, el carácter fuerte y valeroso de las gentes que lucharon contra los indios, por su independencia e incluso entre ellos, algo que dio lugar a prósperas ciudades como Denver, Las Vegas o San Francisco pero también a infames poblachos que nunca llegaron a desarrollarse y solo sirven para que urbanitas con cámaras de fotografiar al hombro visiten sus ruinas dispuestos a hacerse con un pedacito de su pasado. 


Y así, el anciano nos cuenta la historia de uno de esos pueblos, un sitio salvaje en el que moran y dictan su ley prostitutas de saloon, pistoleros pendencieros, indios arrancadores de cabelleras, tramperos borrachines y tahúres sin escrúpulos hasta que un extraño y trajeado forastero llega a lomos de un borrico a la localidad. Inexplicablemente sobrevive a ese caos y –vestido con una chillona camisa a lo Red Ryder- se dedica a limpiar el pueblo de indeseables. En fin, amiguitos, una más de las simpáticas historias rodadas por Meyer y un exponente de los western nudies de los 60 sin interés cinematográfico aparente, aunque imperdible para amantes del género. Obviamente, recomendada.

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