viernes, 14 de febrero de 2014

Alice Cooper – Billion dollar babies (1973)


Amigos del vinilo, parafraseando a Dante os diré que abandonéis toda esperanza, oh vosotros que entráis en este blog, la esperanza de leer una entrada breve y concisa... porque pienso extenderme. Resulta que la semana pasada llegaron a mis manos procedentes de Nashville –cortesía de Popmarket- los álbumes Killer, School’s out, Muscle of love y Welcome to my nightmare. El precio del paquete –74 eur por el producto y envío- lo hacía muy atractivo. Lo malo es que –sorpresas de principiante en esto de adquirir cosas de ultramar por internet- cuando lo recibí descubrí un concepto que me era del todo desconocido: el IVA de importación. 


Total, que entre precio, transporte, impuestos y la comisión de UPS, los cuatro vinilos me costaron 95 eurazos. Pero no me arrepiento, amigos. Se trataba de un capricho que hacía tiempo que quería darme y opino que poseer en vinilo estas joyas valía el desembolso. Aún me falta el Love it to death para hacerme con toda la época gloriosa de Alice Cooper –el grupo, no el alter ego de Vincent-, pero estoy en ello, no os preocupéis. El que no me falta, y al que dedico hoy esta entrada de los viernes, es el fantástico Billion dollar babies, edición original –segunda mano, of course- que conseguí por 8 míseros euros en la última feria del disco de coleccionista de Barcelona a la que asistí, hace ya bastantes meses. 


Billion dollar babies es el sexto álbum de los norteamericanos Alice Cooper –el cuarto si no contamos los dos primeros lanzados en el sello de Frank Zappa- y fue editado por Warner Bros. en febrero de 1973, alcanzando el número 1 en la lista Billboard después de poco más de un mes de su salida a las tiendas. Grabado entre los Morgan studios de Londres, una mansión de Connecticut –Galecie Estate- en la que el productor Bob Ezrin puso micrófonos repartidos por varias habitaciones y los neoyorquinos The Record Plant, el disco contó con el trabajo de Vincent Furnier a las voces y la armónica, Michael Bruce a las guitarras, teclados y coros, Neal Smith a la batería y Dennis Dunaway al bajo y coros. 


Entre otros músicos de sesión, cabe destacar el trabajo de Dick Wagner, Steve Hunter –autor de varios solos y overdubs- y un tal Reggie Smith, realizando todos las partes de un cada vez más ausente Glen Buxton que casi no grabó nada en este Billion dollar babies y ni se pasó por el estudio en la época de Muscle of love. Como anécdota os diré que después de las sesiones de grabación en Londres, la banda se fue a pasar unos días de vacaciones a las Canarias –en donde compusieron todos juntos Generation landslide-, a la vuelta de los cuales Glen fue hospitalizado. Dick Wagner –que acabaría convirtiéndose en miembro oficial de la banda- compuso temas como I love the dead, pero firmó un acuerdo en el que –a cambio de dinero- dejaba el mérito a Vincent y Bob. Sin embargo, todos los seguidores de Alice sabréis la importancia que Wagner tendría a partir de ese momento en la carrera en solitario de Vincent Furnier, alias Alice Cooper


Billion dollar babies se presentó en una carpeta doble con forma de billetera de piel de serpiente verde con el logo en dorado y un interior en el que destacaban varias fotos de la banda a cargo de Neal Preston y Lynn Goldsmith y un signo de dólar ilustrado con brillantes, todo diseñado por Pacific design y E.A.R., con dirección artística de Greg Allen y Hugh Brown. En la funda del vinilo, se veía al grupo vestido de blanco, rodeados de dólares por todas partes y con un bebé –una tal Lola Pfeiffer, hija de la jefa de la oficina de publicidad de Europa- maquillado como Alice. En resumen, una cuidada e impactante presentación para una obra que pretendía manifestar el lado oscuro y perverso del género humano y en particular la decadencia de las estrellas del rock –extrapolación del estatus de la banda en esos momentos- rodeadas de dinero, drogas, alcohol y mujeres. 


Para ello, Vincent y los suyos crearon las siguientes canciones: 

A 
Hello hooray 
Raped and freezin’ 
Elected 
Billion dollar babies 
Unfinished sweet 

B 
No more Mr. Nice guy 
Generation landslide 
Sick things 
Mary Ann 
I love the dead 

Hello hooray es una de las canciones de Alice que más me gustan, tanto del álbum como de toda su carrera ya que –pese a no ser original suya- tanto su interpretación vocal como los arreglos de la banda y Ezrin la convierten en un genuino tema cooperiano. Raped and freezin’ es un rock más directo, con menos florituras –aunque con unos arreglos de percusión finales sorprendentes- que da paso a Elected, otro de los icónicos temas de Alice Cooper, que en realidad es una nueva versión del que con el título de Reflected grabaron para su debut Pretties for you y que –una vez más y para quien aún no se haya dado cuenta- es una nueva muestra de la gran importancia que el talento e imaginación de Bob Ezrin tuvo en el éxito de Alice. Sigue la inolvidable e imprescindible Billion dollar babies, uno de esos temas que nadie catalogó de heavy rock porque en aquella época no se había acuñado el término, pero que tiene unas guitarras, un bajo y una batería que se comen con patatas a cualquier otro grupo de rock “duro” de la época. La cara A finaliza con Unfinished sweet, un inclasificable tema dedicado a una visita al dentista, con un preeminente bajo durante toda la canción -que hacia la mitad me ha recordado al Pulling teeth de Cliff Burton-, y un montón de efectos de sonido. 


La cara B comienza con No more Mr. Nice guy, otra pieza mítica de la historia del hard rock de los 70 cuyo principal mérito radica en la sencillez del tema. Generation landslide es otra de las joyas de este álbum y Sick things uno de esos temas surreales y extraños que tiene continuidad en la no menos rara Mary Ann, con un piano cabaretero que nos deja noqueados antes de que el álbum llegue a su final con I love the dead, esa oda a la necrofilia, exponente del provocador shock rock teatralizado que Alice Cooper ejecutaban a la perfección, siempre comandados por –no me cansaré de decirlo- Bob Ezrin a la dirección musical. 
Y entonces llega el momento de dar la vuelta al vinilo y volver a escuchar entera esta fantástica obra de arte. 


No quiero despedir mi colaboración de hoy sin recomendar a todos los amantes de la primera época de Alice Cooper que aún no hayáis tenido la oportunidad de leer Alice Cooper, por un billón de dólares de Sergio Martos que os hagáis con ese libro lo antes posible. De ahí –por ejemplo- he sacado un montón de datos para escribir esta entrada. 

¡Feliz viernes! 
@KingPiltrafilla



Publicada simultáneamente en ffvinilo.blogspot.com

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