Otro de esos fotógrafos cuya obra ejerce una especial atracción sobre mi, de esos a los que denomino “raros” o “extraños”. Será que mi cerebro no está todo lo centrado que debiera. Da igual, lo cierto es que me ha enamorado el trabajo de Atsushi Tani, un japonés que –con su modelo fetiche, Satomi- evoca visiones de carne deformada, sexo y maquinaria. Un detalle triste –aunque muy relacionado con la noción nipona de lo efímero y la constante renovación- es la destrucción de parte de su obra que se exponía en una galería en 1995, por culpa del incendio posterior a un terremoto.
jueves, 21 de agosto de 2008
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1 comentario:
- Lo pasaría fatal siendo modelo japonesa...
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