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Os voy a hablar de otro de esos fotógrafos históricos, profesionales que nunca conocieron los programas informáticos de manipulación de imágenes y que se bastaban con horas y horas de experiencia en el cuarto oscuro para crear sus obras. En esta ocasión el protagonista es el británico Norman Parkinson, que inició su carrera en 1931 y a quien no le temblaba la mano –he hecho un chiste políticamente incorrecto, ¿lo pilláis?- al conseguir estupendas instantáneas que publicar en Vogue, Queen o Harper’s Bazaar. Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó como fotógrafo para la RAF, y en 1963 dejó Londres para establecerse en Tobago, en donde prosiguió su carrera como freelance.
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