Amiguitos, os voy a hablar ahora de Gustave Courbet, un pintor francés que nació en Besançon –lugar por el que he paseado junto a mi mujer y mi hija no hce muchos años- y que es fundador y máximo exponente del realismo. Vanidoso, fanfarrón y gran bebedor se convirtió en un activista comprometido por la democracia, siendo seleccionado por la Comuna de París.
Dejando a un lado sus vicisitudes políticas, en su vertiente artística se dedicó a pintar escenas cotidianas con un estilo basado en la obra de Velázquez, Zurbarán o Rembrandt entre otros maestros. Pero si Courbet es conocido por el gran público, más allá de los entendidos o amantes del arte, es por ser el autor de una obra maldita pintada en 1865 que no sería expuesta hasta 1995. La obra –de la que os adjunto imagen- es El orígen del mundo, un óleo que estuvo 130 años oculto y que sólo admiraron los sucesivos propietarios del lienzo. Courbet falleció de cirrosis, víctima de los abusos a los que sometió a su hígado.
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