Piltrafillas, comienzan las reseñas cinematográficas de este fin de semana tan relacionado con los difuntos. Y lo hacen precisamente con Miss Muerte –o El diabólico Doctor Z-, una coproducción francoespañola en blanco y negro de 1965 realizada por Jesús Franco, en mi opinión una muy notable película con una fotografía de calidad, diseño de producción admirable e interpretaciones más que aceptables, una de las cintas más reivindicables de Franco cuando aún no había conocido a Soledad Miranda o Lina Romay, antes de convertirse en el entrañable y bizarro Tío Jess y dedicarse a crear como churros inolvidables hitos de serie Z.
La película comienza con las imágenes de Hans Bergen, el estrangulador de Woodside, quien escapa del corredor de la muerte y llega herido hasta la casa del Dr. Zimmer, un científico loco con buenas intenciones, un neurocirujano convencido de que la manipulación de los centros nerviosos puede transformar la maldad de las personas en bondad. Tras ver como el doctor utiliza al delincuente en uno de sus experimentos aparecen los títulos de crédito y vemos como un agotado Zimmer asiste a un congreso internacional en el que expone sus teorías, aunque oculta el hecho que ha realizado ensayos con humanos. Pero el resultado de su exposición es desalentador. Los doctores Vicas, Moroni y Kallman se mofan de él y le desautorizan cruelmente tildándole de loco, salvaje o nazi. Es tal el disgusto del porbre hombre que Zimmer fallece en plena salón de actos, no sin antes hacerle promerter a Irma, su hija y colaboradora, que seguirá sus experimentos. Así, la despechada hija del doctor secuestrará a una hermosa bailarina llamada Nadia -que sobre el escenario lleva a cabo un número convenientemente denominado Miss Muerte- para doblegar su voluntad y utilizarla como instrumento de su venganza. Lo dicho amiguitos, Miss Muerte es una cinta muy recomendable que no os debéis perder. Atentos a la aparición del realizador en un pequeño papel –aunque decisivo- a partir de la segunda mitad de la película.
La película comienza con las imágenes de Hans Bergen, el estrangulador de Woodside, quien escapa del corredor de la muerte y llega herido hasta la casa del Dr. Zimmer, un científico loco con buenas intenciones, un neurocirujano convencido de que la manipulación de los centros nerviosos puede transformar la maldad de las personas en bondad. Tras ver como el doctor utiliza al delincuente en uno de sus experimentos aparecen los títulos de crédito y vemos como un agotado Zimmer asiste a un congreso internacional en el que expone sus teorías, aunque oculta el hecho que ha realizado ensayos con humanos. Pero el resultado de su exposición es desalentador. Los doctores Vicas, Moroni y Kallman se mofan de él y le desautorizan cruelmente tildándole de loco, salvaje o nazi. Es tal el disgusto del porbre hombre que Zimmer fallece en plena salón de actos, no sin antes hacerle promerter a Irma, su hija y colaboradora, que seguirá sus experimentos. Así, la despechada hija del doctor secuestrará a una hermosa bailarina llamada Nadia -que sobre el escenario lleva a cabo un número convenientemente denominado Miss Muerte- para doblegar su voluntad y utilizarla como instrumento de su venganza. Lo dicho amiguitos, Miss Muerte es una cinta muy recomendable que no os debéis perder. Atentos a la aparición del realizador en un pequeño papel –aunque decisivo- a partir de la segunda mitad de la película.
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