La Segunda Guerra Mundial ha finalizado, los soldados supervivientes regresan a casa y la sociedad y sus familias los reciben con vítores y los brazos abiertos, haciéndoles protagonistas de los felices noticiarios. Muchos de los que regresan acarrean secuelas, no sólo físicas sino también psicológicas, pero en general todos comparten la ilusión de retornar a la cotidianidad alejados del frente, cambiando –en palabras de uno de los reporteros que comentan la noticia– los desfiles por los bailes. Pero el regreso no es feliz para todos ya que somos testigos de como, poco antes del final de la guerra, una tal Rosemary ha dejado por carta a su novio dispuesta a traicionar su promesa y comenzar una nueva vida lejos de él.
Verano de 1945, en Avalon Bay se celebra un baile de graduación con la asistencia de varios excombatientes y en un momento dado Rosemary deja la fiesta para estar a solas con su nuevo novio. Mientras se están besando, ambos son asesinados con una horca de labranza por un soldado en traje de combate, que deja una rosa roja sobre la mano inerte de la joven. Interpretamos que se trata del soldado receptor de la carta de fin de relación que hemos visto antes. De esta forma comienza El asesino de Rosemary, cinta de terror dirigida y coproducida por el neoyorquino Joseph Zito, protagonizada por Vicky Dawson, Christpher Goutman, Lawrence Tierney, Farley Granger, Cindy Weintraub o Lisa Dunsheath, entre otros intérpretes.
Lo que la historia nos cuenta a partir de los títulos de crédito es como, 35 años después de los hechos ocurridos al finalizar la guerra, en Avalon Bay se vuelve a organizar por primera vez un baile de graduación tras haber sido prohibidas este tipo de fiestas por el alcalde Chatham, padre de la malograda Rosemary. Y como ya imaginaréis, esa misma noche vuelven –con más virulencia incluso– a tener lugar los asesinatos en el pueblo, también de la mano de alguien vestido como un soldado, que deja junto a sus víctimas femeninas una rosa roja. ¿De quién se trata esta vez? Resulta que El asesino de Rosemary tiene una buena fotografía e interpretaciones más que aceptables, la música es acertada y sigue un argumento típico de slasher de manual al que no hay que buscar explicación y al que después de disfrutarlo sólo queda agradecer el habernos hecho pasar un buen rato, haciéndonos revivir esas tardes ochenteras de cintas VHS con una buena dosis de angustia, algunas tetas y bastante sangre, destacando especialmente los efectos de maquillaje del mítico Tom Savini. En definitiva, recomendadísima.
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