Pues nada, que afrontaba la visión de esta coproducción italo-española bastante ilusionado, sin conocerla aunque sabiendo que –como Diabolik– estaba basada en un personaje nacido en el seno de lo que en los 60 y en Italia se dio en llamar fumetto nero, unos cómics de novela negra con altas dosis de erotismo entre los que también había títulos como Kriminal o Sadik. Así que basándose en la obra guionizada por Max Bunker y dibujada por Magnus –o sea Luciano Secchi y Roberto Raviola, respectivamente–, en 1968 el toscano Piero Vivarelli dirigió esta Satanik que hoy me ocupa y que, sinceramente, no he disfrutado tanto como esperaba. Protagonizada por, entre otros, la polaca Magda Konopka, el español Julio Peña, el italiano Umberto Raho y el puertorriqueño Armando Calvo, el argumento nos ubica en una trama claramente inspirada en Dr. Jekyll and Mr. Hyde, de Robert Louis Stevenson. Así, la historia que se nos cuenta es la de la doctora Bannister, una científica avejentada y con la cara desfigurada por unas extrañas cicatrices que trabaja en un instituto de bioquímica madrileño supervisando las conclusiones del estudio sobre regeneración celular que está llevando a cabo un colega suyo. Este ha descubierto un suero para rejuvenecer a los seres vivos y Bannister –por un evidente interés malsano– opina que ya puede probarse en humanos, mostrándose dispuesta a hacer de cobaya. Sin embargo, su colega no tiene intención de dar ese paso ya que todavía quedan algunos experimentos por realizar después de descubrir que ha sido capaz de revitalizar animales al borde la la muerte pero que estos acusan como efecto secundario una maldad sobrevenida que parece poseerlos.
No aceptando la respuesta negativa y en un momento de distracción, Bannister mata al científico y se bebe el suero que él había desarrollado. Tras convulsionar, pierde el sentido pero despierta rejuvenecida y sin rastro de las cicatrices que afeaban su rostro. El experimento ha resultado un éxito. No obstante, la alegría le durará poco. El inspector González ayudado de un colega de Scotland Yard se pone rápidamente sobre la pista de la doctora sin entender cómo ha podido desaparecer del laboratorio sin dejar rastro e imaginando una probable ayuda de agentes extranjeros tras los estudios del profesor muerto. Por su parte, Bannister no tardará en descubrir que los efectos del suero son temporales y tendrá que volver a matar para ocultar su secreto y conseguir más dosis. En definitiva, que con un argumento muy poco original y sin hacerle justicia al fumetto en el que se basa, Satanik es poco más que tablaos flamencos, noches madrileñas, cero erotismo, cero acción, falta de ritmo y de suspense –desde el principio la policía ya sospecha de la asesina– con un montaje sin garra y unas interpretaciones planas... en fin, un producto fallido, muy alejado de la calidad de la cinta dedicada a Diabolik el mismo año, con dirección de Mario Bava y que os comenté aquí. Si no habéis visto ninguna de las dos y tenéis curiosidad, id a por esa otra, hacedme caso.
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