Pues sí, este fin de semana ha habido un nuevo estreno de Marvel y he tenido la satisfacción de disfrutarlo en compañía de mi hija, una tradición que ya tiene más de diez años aunque en los últimos tiempos me he saltado algunos títulos (me vienen a la cabeza los Eternals o Shang-Chi, por ejemplo). Y es que los recientes estrenos del UCM han sido bastante irregulares, con un descenso del nivel de calidad en general –los últimos títulos de Thor o Ant-Man son para olvidar– que se salvan con honrosas excepciones. Por eso, aunque las anteriores entregas de Deadpool con Ryan Reynolds me habían encantado y el regreso de Hugh Jackman como Wolverine era un poderoso reclamo, no las tenía todas conmigo, no vayáis a creer. Pero ya os digo que a los dos minutos de metraje de Deadpool & Wolverine se habían disipado todas mis dudas. Si os gustan los cómics de superhéroes y sois seguidores de los estrenos Marvel corred a devorar este pastelito del que no os quiero contar demasiado para no desvelaros las numerosas sorpresas que esconde.
El argumento básico en el que se sustenta esta comedia sangrienta, violenta, hilarante y para true fans de Marvel lo podéis leer en internet, no hace falta que os lo cuente. Eso sí, hacedme caso y no queráis saber más. Dirigida por Shawn Levy, acompañan a Reynolds y Jackman en los principales papeles Emma Corrin y un estupendo Matthew Macfadyen. Pero además, se suceden chistes y burlas tanto contra Disney como la 20th Century Fox o incluso DC, cameos de numerosos personajes del UCM –algunos bastante sorprendentes si no habéis leído nada antes sobre ello– y una constante destrucción de la cuarta pared con referencias al UCM e incluso a la realidad terrenal de Jackman y Reynolds, con comentarios sobre otras películas de su filmografía o a Blake Lively, esposa del segundo. Entretenida, llena de detalles –aparición de Stan Lee incluida, estad atentos– y con algún momento emocionante-nostálgico para los que crecimos leyendo cosas de mutantes, quizás Deadpool & Wolverine no se recuerde como un título imprescindible del UCM, pero es de los que mejor sabor de boca deja. Puro entretenimiento burro e irreverente, enmascarando una enorme admiración por los personajes a los que rinde un sincero y respetuoso homenaje.
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