domingo, 27 de agosto de 2023

Costillar de cerdo a baja temperatura


Finalmente, hoy –bueno, lo comencé ayer a las 12 de la noche– he preparado un plato que hacía tiempo que quería probar. Costillar de cerdo a baja temperatura. Era todo un experimento porque, a pesar de que la elaboración es de lo más sencillo, no las tenía todas conmigo al no saber cómo quedaría finalmente y si el resultado estaría a la altura de las expectativas. Y debo deciros que sólo me arrepiento de no haberlo intentado antes. Así pues, como hace mucho que no dedico una entrada a la cocina, hoy os daré la receta del plato tal como lo hice yo para dos personas. Atentos. 
 
Lo primero es comprar una pieza de costillar de cerdo de un kilo, cortada en dos trozos. Lavaremos la carne y la dejaremos secar antes de embadurnarla en aceite, ajo picado, romero y tomillo. Luego envolveremos los trozos en papel de aluminio con cuidado de que no se agujeree y los guardamos un par de horas en la nevera. 
 

Poner los dos paquetes en un fuente en el horno a 80ºC durante un mínimo de 12 horas (yo los he tenido 13). Pasado ese tiempo, sacar la fuente y dejar que se enfríe. Hecho esto, sacaremos con cuidado los jugos y los reservaremos en una fuente a la que añadiremos sal que llevaremos a su disolución. Entonces podemos preparar la guarnición del plato, que en mi caso ha sido unas patatas a lo pobre. Media hora antes de comer, precalentaremos el horno a 200ºC y pondremos la fuente durante cinco minutos con los trozos de costillar con su parte inferior para arriba, bañándolos con la mitad de los jugos. Luego daremos la vuelta a la carne y la tendremos cinco minutos más por el otro lado, bañada por el resto de los jugos. 
 
Por último le daremos la vuelta otra vez y la pincelaremos con una mezcla de ketchup y miel –yo he añadido unas gotas de salsa Valentina para aportar un ligero toque de picante– antes de hornear cinco minutos más y repetir la acción por el otro lado. Entonces apagaremos el horno pero dejaremos la carne en su interior diez minutos antes de emplatar. 
 
Sencillo y sabroso. Una delicia de plato, vamos.

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