domingo, 8 de noviembre de 2020

Plaisir à trois (1974)


Pues ya estoy aquí un domingo más con otra de mis reseñas, esta vez la de Plaisir à trois –también conocida como How to seduce a virgin– otra película de Jesús Franco para mi colección que podéis leer completa aquí. Escrita y dirigida por el realizador madrileño –aunque los diálogos fueron obra de Alain Petit y él la firmó como Clifford Brown–, contó con la participación, entre otros, de Alice Arno, una jovencísima Lina Romay, Robert Woods, Tania Busselier y Howard Vernon. Lo que cuenta el argumento es la historia de Martine, una mujer que regresa a su mansión después de haber pasado un tiempo internada en un centro psiquiátrico por haber castrado a un hombre. En la casa vive su mayordomo, un jardinero retrasado y jorobado y Adèle, una doncella muda que tampoco tiene muchas luces que digamos, con la que mantiene una relación lésbica sadomasoquista. Lejos de estar curada de sus perversiones, vemos que Martine pinta desnudos femeninos y guarda en el sótano, en una especie de cámara de los horrores, los cuerpos de figuras de mujeres en posturas de terror poco antes de morir que son maniquíes en cera hechos con los cuerpos de sus víctimas. Tras haber engatusado a una prostituta para convertirla en su última obra, vemos como su marido Charles llega a casa y le propone atraer a su hogar a Cécile, la virginal hija de un diplomático con la que satisfacer sus fantasías. 
 

Sin embargo, las intenciones de Charles no son todo lo complacientes que parecen. Franco nos regala en esta Plaisir à trois –que en más de un momento podría llamarse Plaisir à quatre por la enfermiza relación que el matrimonio, la doncella y la joven Cécile entablan– una cinta típica de su cine erótico, rodada con gusto pese a lo ajustado del presupuesto y cargada de sus obsesiones personales. Para decirlo en verso, voyeurismo, lesbianismo, masoquismo, onanismo y mucho exhibicionismo... es decir, más de lo mismo –que también rima– para los amantes de la filmografía del Tío Jess. Por cierto, en la película aparecen no pocas escenas rodadas con gran angular en las que hay quien encuentra reminiscencias de su época junto a Orson Welles. Hay que decir que casi una década más tarde, el mismo Franco retomó la idea argumental y la reinterpretó en Gemidos de placer, que se estrenó en nuestro país con el mítico epíteto de clasificada S y que en mi humilde opinión quedó muy por debajo en calidad de la cinta que hoy os he comentado. Recomendada sin duda.

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